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Reportaje:LOS ELEGIDOS

Secretos y mentiras del deporte

Ocho libros sobre la libertad y la frustración del juego con vistas a Pekín 2008

Del boxeo

Joyce Carol Oates

De la vida debería llamarse este portentoso libro, en realidad un brillante texto de táctica y estrategia de la guerra más crucial: la que el ser humano libra contra sí mismo. Las relaciones que el boxeo le permite a Oates establecer entre lo brutal y lo primitivo, entre lo instintivo y lo inocente, encierran la violencia intelectual de un cross a la mandíbula idéntico al que pedía Arlt para los libros escritos "en orgullosa soledad". Pero no sólo de conceptos vive el hombre, y gracias a su estilo narrativo la autora nos sacude sin pausa, tal vez con el objetivo de enseñarnos que aguantar los golpes significa comprender que todavía se está vivo. Si por casualidad nos lees, admirada Joyce, te ofrecemos humildemente una frase que te gustará, aquella de Ringo Bonavena que decía: "Cuando suena la campana, te quitan hasta el banquito".

Deporte y ocio en el proceso de la civilización

Norbet Elias / Eric Dunning

Poco tiempo atrás aún se escribían libros humildes, críticos, serios; vaya, libros responsables como el soberbio ejercicio intelectual llevado a cabo por Norbert Elias y Eric Dunning, en cuyas páginas sin trampa, cartón ni entretenimiento el deporte es tratado como lo que realmente es: un problema sociológico de primerísimo orden que es preciso estudiar a conciencia. Ambos pensadores analizan con su rigor característico la naturaleza del lazo social y la función de argamasa que en este acontecimiento cultural ha cumplido el deporte a lo largo de la historia, la dinámica adquirida por el ocio en el espectro del tiempo libre, o la violencia desprendida en la construcción de identidades a través de los deportes de masas.

Homo ludens

Johan Huizinga

Serrando con la destreza y la furia del agonizante Cash faulkneriano, hace hoy setenta años Johan Huizinga se encargó de limar una a una las asperezas devenidas de la perniciosa unión conceptual entre sapiens y faber, con los que la despiadada Ilustración adjetivó al hombre a su imagen y semejanza. Sacándole lustre al misterio que rodea al juego, es decir, a esa combinación intrínsecamente humana en la que sin cuartel luchan libertad y fiesta, violencia y sacrificio, carácter y frustración, Huizinga desarrolló en este pequeño gran libro la idea del homo ludens, concibiéndolo como el afortunado personaje cuyo don de jugar le permite dar sentido a su ocupación vital, que no es otra que la de vivir. Antes de que, elemental mi querido Johan, la cultura, la historia y nosotros fuéramos deshojando la margarita de sus sueños más saludables.

Fútbol sin trampa

César Luis Menotti

Secretos y mentiras del fútbol son desenmascarados por Menotti en este libro que trata el deporte como un juego y convierte el negocio del fútbol, ese balón de acero inoxidable, en pelota de trapo del potrero. Si pudiéramos imaginar el esférico rodando por el verde césped como un león o un toro bramando sedes de venganza en la plaza circense de toda la vida, con elegante pase de Chicuelina el Flaco se desmarca aquí, ahora y siempre de los mezquinos industriales del fútbol para hacer un elogio del equipo, situándolo por encima de manidas tácticas y estrategias manoseadas. Crear un estilo que asuma la necesidad de compartir una soledad poblada es como mejor puede leerse la idea que Menotti tiene del juego (y) del fútbol, único antídoto posible a la hora de driblar al resultadismo imperante.

Alicia en el País de las Maravillas

Lewis Carroll

Perdonarán la impertinencia los puristas, o no, pero Alicia en el País de las Maravillas debe estar por derecho propio en cualquier artículo sobre los mejores libros de deporte que se precie. Y ello, entre otras cosas, porque un par de erizos vivos se vieron obligados a convertirse en bolas de croquet, unos pájaros flamencos hicieron las veces de mallos y unos soldados tuvieron que doblarse en cuatro patas para formar los arcos. O porque la inquietante prosa de Lewis Carroll nos hace creer que la literatura es un juego de niños. Pero también debido a que, a pesar de quejarse Alicia al Gato susurrándole al oído que "esta gente no juega limpio", la bella despierta nos descubre la esencia de todo juego, de todo arte, de todo azar: "O no tiene reglas o, si las tiene, nadie se molesta en cumplirlas".

Fútbol, dinámica de lo impensado

Dante Panzeri

"Ciencia oculta del imprevisto, arte del engaño y la improvisación, la más perfecta introducción a la lección humana del cooperativismo": tan alegre, creativa y visceral era la manera que tenía el periodista argentino Dante Panzeri de entender el fútbol en este libro indispensable, con el que humildemente pretendía que su lectura sirviera "para no ver el fútbol como se lo está mirando". Tirándole un caño al "show internacional de la seriedad", cuyos generales acorbatados no cejan en su empeño de transformar el juego del fútbol en beneficio propio, Panzeri estaba a la altura del azar y sabía que, para ser dueño de uno mismo, hay que estar desprevenido. Al parecer es así nomás, che, Dante: cuando lo conseguimos, en la vida y en la cancha, ahí donde se ven los pingos, la pelota busca al jugador.

Lógica del sentido

Gilles Deluze

Siguiendo con sus lúcidas uñas el campo surcado de ondulaciones sobre el que la desalmada Reina de Corazones y su séquito de naipes indecisos jugaban al croquet, en su turbador Lógica del sentido Gilles Deleuze echó por tierra la noción misma de dominio y de control sobre la vida, porque la victoria contra el azar que la forja es privilegio de quien ha sabido jugar, ramificándolo en lugar de dividirlo, afirmándolo en lugar de obsesionarse por atraparlo. Disculpará el descaro la inteligentzia, o no, pero la profunda brecha que esta posibilidad abre en la realidad de la vida es sólo una palabra si el cuerpo no se compromete con ella, para entonces desplegar rizomáticamente una grieta tangible a base de porcelana y volcán por la que "entra y sale todo lo bueno y grande que existe en la humanidad".

El área 18

Roberto Fontanarrosa

In memóriam. ¿Qué estarás haciendo ahora, Roberto? ¿Dibujando el trazo contorneal de Inodoro Pereyra, aquel gaucho que vivía y coleaba más allá de su viñeta, y que junto a su perro Mendieta se dedicaba a quitarle el antifaz a ese concepto entre tiránico y obtuso de la "argentinidad"? ¿Soñando que Congodia, el pequeño país africano que se hizo independiente gracias a la inexpugnable área 18 de su estadio Bombasí, jamás podrá perder a pesar de que Best Seller, al que todo le sale al vesre, haya sido nombrado capitán del equipo rival? ¿Recreando la patada inmisericorde que Wilmar Everton Cardaña, número 5 de Peñarol, le asestó al niño que lo insultaba haciéndolo responsable de haber perdido el clásico contra Nacional? ¿Riéndote a carcajadas de vos mismo y de todos nosotros? Donde quieras que estés, muchas gracias Roberto.

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