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Crítica:la lidia
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Historia de una expectación frustrada

Antonio Lorca

Se esperaba tanto... Se esperaba la locura colectiva, la pasión desatada, el dramatismo, los corazones encogidos, el toreo deslumbrante, la apoteosis... Pues no hubo nada de eso. Lo que hubo, por el contrario, fue un torero valiente y tan responsable como pesado. Buscó Tomás el triunfo con fe, y como no lo encontraba, siguió y siguió buscando, y por poco si nos dan las doce. No llegamos a tanto, pero las dos faenas fueron largas y premiosas, aburridas, sin momentos cumbres ni ligazón. De verdad, de verdad, un pestiñazo impropio de José Tomás.

Será cierto que todos los días no se puede crear una obra de arte. Y ayer no era el día. Había transcurrido más de un mes del zambombazo de las Ventas, y se le esperaba como a un dios revivido. Se esperaba, sin duda, que se instalara en la gloria de los elegidos. Pero, no. José Tomás es un genio del toreo, pero un hombre como los demás.

Toros

Toros de Victoriano del Río, desiguales de presentación, blandos, sosos y nobles.

Manolo Sánchez: estocada trasera (ovación); media baja y 11 descabellos (silencio.)

José Tomás: -aviso- pinchazo y estocada caída (ovación); -aviso- estocada, -segundo aviso- (oreja).

Francisco Marco: estocada -aviso- (oreja); cuatro pinchazos -aviso-, dos pinchazos y estocada (palmas).

Plaza de Cuatro Caminos. 23 de julio. Lleno de "no hay billetes".

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Y un torero moderno, también. De lo contrario, no se entendería que su primer toro fuera un soso novillote impresentable, una raspa indecorosa que más que mu decía miau. Santander no es Madrid, pero no se debe reaparecer con semejante becerrote, aunque no sea más que por dignidad torera.

Hacía viento en la plaza, y Tomás, no se sabe si por tal motivo, nunca dio la impresión de sentirse a gusto ni suelto con los engaños. Un mediocre quite por chicuelinas dio paso en su primero a una labor de muleta valiente, de aguante, pero de pases aislados. Faltó limpieza, faltó alegría, faltó ligazón, y sobraron tandas y más tandas, y más enganchones y probaturas. Sonó un aviso antes de entrar a matar y todo quedó en un quiero y no puedo.

Tampoco hubo emoción en el quinto, un toro regordío de 628 kilos, basto y soso, que no colaboró, y allá que anduvo Tomás intentándolo una y otra vez sin encontrar el camino del éxito. No se le puede negar su entrega ni su decisión, pero sí su capacidad para resolver los problemas de sus oponentes. Y, por encima de todo, que no se puede ser tan pesado. Volvió a sonar otro aviso antes de perfilarse con el estoque, y aún trazó una ajustadas manoletinas que, al fin y a la postre, le bastaron para conseguir una inmerecida oreja.

Total, que la expectación se tornó en frustración; que Tomás es un dios humano y ayer se levantó con el pie izquierdo.

Le acompañaban en el cartel Manolo Sánchez y Francisco Marco. Al primero, un diestro ya veterano, se le pasó el arroz hace tiempo, y ahora se ve obligado a aceptar un papel de humilde telonero que ni siquiera llegó a justificar. Es la duda permanente, y su toreo, por decir algo, es frío y desangelado.

Sí quiso decir Marco, falto de rodaje, pero muy motivado. Recibió a su segundo de rodillas en la puerta de chiqueros y derrochó toda la tarde más voluntad que acierto. En la vuelta al ruedo le tiraron un bonito de unos cinco kilos, según los expertos vecinos. Ojalá no sea ésa la mejor recompensa que reciba por su entrega.

José Tomás, durante su reaparición ayer en Santander.
José Tomás, durante su reaparición ayer en Santander.JAVIER COTERA

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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