"Infravalorar a los jóvenes es insensato"
A partir de los 60 años y después de toda una vida dedicada al trabajo, hay personas que acogen la jubilación como un merecido descanso. Sin embargo, hay otros que todavía se sienten con ganas de seguir en una profesión que les apasiona y a través de la cual pueden aportar su granito de arena para generar riqueza y bienestar en la sociedad de la que forman parte. Éste es el caso del veterano emprendedor Chisco Olascoaga (Lekumberri, 1941), que hace cinco años fundó la consultora tecnológica Entel, especializada en proyectos de alto valor añadido para grandes empresas como BBVA, Bankinter, Telefónica, Iberia y Sanitas.
Con una vasta experiencia en este campo, el equipo liderado por Olascoaga está cosechando crecimientos anuales superiores al 50%. Entel cuenta con 900 trabajadores y facturó en 2007 cerca de 35 millones de euros. Según su plan estratégico, en 2010 superará los 2.000 empleados y su cifra los 100 millones de euros. En opinión de Olascoaga, "la clave reside en cuidar a las personas que trabajan contigo para que logren la satisfacción de los clientes a través de la innovación".
Pregunta. A sus 67 años, ¿cómo lleva eso de seguir yendo a la oficina los lunes por la mañana?
Respuesta. No me levanto con el mismo ímpetu que hace 30 años, pero mantengo la ilusión por hacer algo que me divierte y en lo que creo: trabajar para desarrollarme como ser humano sirviendo lo mejor que puedo a la sociedad.
P. ¿Y no va a jubilarse?
R. Cuando profesionalizas tu pasión, jubilarse no tiene mucho sentido. Escojo cada día ir a trabajar. Y no lo hago para escapar o evitar hacer frente el resto de dimensiones de mi vida, sino porque siento la necesidad y el placer de hacerlo. Mi filosofía es la del egoísmo altruista, es decir, dedicarme a todo aquello que puede hacer bien o ser útil para los demás, porque es precisamente lo que me hace sentir bien a mí.
P. ¿Qué hay de la edad? ¿Es una ventaja o un handicap?
R. La edad es algo muy relativo. Si bien la edad física condiciona, la que verdaderamente cuenta es la edad psicológica, que es la que determina la madurez y el valor de una persona. Para mí, vivir consiste en aprender y evolucionar. Por eso, infravalorar a los jóvenes por su edad es igual de insensato que sobrevalorar a los adultos. Lo importante no son los años vividos, sino cómo y para qué los has vivido. Uno de nuestros mejores directivos tiene 28 años.
P. ¿Qué les aconseja a los jóvenes que se abren camino?
R. Lo principal es que se conozcan a sí mismos para saber qué estilo de vida quieren llevar. A partir de ahí, les animaría a que investigaran, experimentaran y reflexionaran con el fin de encontrar una pasión personal y profesional compatible con el estilo de vida elegido. Porque una cosa es lo que nos han dicho que tenemos que hacer y conseguir y otra, muy distinta, lo que nos conviene y nos gusta de verdad.
P. ¿Se refiere a ir más allá de la presión que impone la sociedad?
R. Exacto. Debido a la inercia es muy fácil perder la perspectiva de lo intangible, de lo humano, orientándonos solamente a lo material. Pero no debemos perder de vista que la verdad es el amor, es decir, que todo lo que no hagamos o digamos con amor nos aleja de nuestra humanidad y, en consecuencia, de servir a los demás con bondad.
P. ¿Y qué hay de los que no encuentran su vocación?
R. Elijamos lo que elijamos, lo importante es sentirse querido. Y para lograrlo, no hay otro secreto que vivir y trabajar amorosamente para los demás. Y es igual de válido dentro de la empresa. Si quieres mejorar tus beneficios, primero ocúpate del bienestar de las personas que trabajan para ti. No lo dudes: funciona. -
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