"El BNG debilita a los ayuntamientos desde la Xunta"
La marcha de Francisco Vázquez al Vaticano le ha permitido ser el alcalde más longevo de las ciudades y conocer un PSdeG unido. Xosé Sánchez Bugallo (Curtis, 1954) entra en la Ejecutiva Federal del PSOE y su primera aportación a la España plural de Zapatero ha sido defender la Ofrenda al Apostol de las reforma laicas de su partido. "No percibo que la sociedad reclame más laicismo", asegura en la entrevista. Alaba la gestión de Touriño y pide al Bloque que reconsidere el trato a los alcaldes.
P. ¿Es ya un barón del PSdeG?
R. En absoluto. Ese concepto está de capa caída. Tenemos un secretario general, Emilio Pérez Touriño, y yo soy un militante orgulloso de serlo. No aspiro a ser barón ni a nada por el estilo.
"No me considero un barón ni nada parecido, soy feliz como militante"
"No llegan los logros del bipartito para las autonómicas, hay que ilusionar"
"El BNG fortalece la autonomía a costa de ayuntamientos y Gobierno central"
P. Touriño alabó su experiencia institucional. ¿Se premia al alcalde más longevo o es un equilibrio entre sectores del PSdeG?
R. Muchos factores dieron lugar a la propuesta de Touriño. Se reconoce el trabajo de los alcaldes en las ciudades y habrá tenido que ver que, de los otros miembros gallegos de la Ejecutiva, Carmela Silva sea de Pontevedra y Blanco de Lugo. Lo lógico era que el tercero fuese de A Coruña. Y es cierto que soy el que lleva más tiempo en la alcaldía.
P. ¿Refuerzan esos nombramientos al PSdeG? Algunos sectores le reclaman voz propia y menos seguidismo de Ferraz.
R. El PSdeG ya no va a remolque del PSOE. Tiene personalidad propia por el peso de algunas alcaldías, la dirección que ejerce en la Xunta y ahora una presencia importante en la Ejecutiva. Pepe Blanco desde una posición privilegiada debido a factores relacionados con su valía. En el caso de Carmela o el mío se premia a la organización.
P. ¿La presencia del PSdeG en las instituciones resta protagonismo al partido?
R. No lo veo así. El PSdeG ha sido y es un partido vivo: tenemos 32.000 afiliados, 25 diputados en Galicia, dos diputaciones y experiencia en la gobernación. Cuando hay un partido tan vivo cuesta establecer dinámicas equilibradas entre el papel del partido y del Gobierno. Es novedoso y a algunos militantes les cuesta entender que un delegado de la Xunta, aun con carné del partido, trabaja por todos. Se preguntan cuándo llegan los nuestros y ahora son los de todos.
P. Las bases se quejan del papel de los independientes.
R. Touriño y el partido seleccionaron profesionales que en muchos casos no tienen carné. El PSdeG tiene 32.000 afiliados pero 700.000 votantes. Es normal que entre gente que no procede del PSOE. Un partido no es un fin en sí mismo, sino un objetivo para cambiar la sociedad.
P. ¿Qué debe cambiar en el PSdeG hasta las autonómicas?
R. Vivimos un muy buen momento, pero todo es mejorable. El reto tras el congreso de Madrid es importante. Allí fuimos sabiendo que Zapatero saldría reelegido por el 98%. Pero lo significativo fue el debate ideológico y la decisión de profundizar en las libertades civiles y la solidaridad social. Aquí hay un reto parecido: todos sabemos que el secretario general será Touriño.
P. ¿Con la misma unanimidad que suscitó Zapatero?
R. No me extrañaría que saliese con un porcentaje similar. Una vez que sabemos eso, debemos plantearnos cómo ilusionar a la gente. Tengo ideas al respecto pero permítame que las exponga antes al secretario general que marcará el camino.
P. El Congreso deja unidad, propuestas y gran renovación. ¿Vale esto último para Galicia?
R. No me corresponde a mí decirlo. La renovación fue espectacular en Madrid. Nuestro ciclo político es distinto, el cambio que llegó a España en 1982 en Galicia se produjo en 2005. Así que los ritmos para el relevo generacional son distintos.
P. ¿Bastará en las autonómicas con que el PSdeG venda los logros del bipartito?
R. No, no llega con eso.
P. ¿No son suficientes?
R. No digo eso. Los logros sirven como aval para las promesas del futuro. Pero las autonómicas dependen de que seamos capaces de presentar un proyecto que ilusione a la mayoría de los gallegos. Las elecciones las marcan los retos de futuro no el pasado.
P. ¿Puede ser el PSdeG primera fuerza en Galicia?
R. Debe aspirar a eso, tiene méritos suficientes. Hemos de presentarnos para ganar y que los ciudadanos decidan. A nadie escapa que ganar, teniendo en cuenta el porcentaje de voto del PP, es una labor díficil, de titanes. No renunciamos a ello.
P. El Congreso Federal pide políticas más sociales y avanzar en los derechos individuales. ¿Se pueden extrapolar a Galicia o esta sociedad, más conservadora, requiere pasos lentos?
R. En Galicia el cambio empieza después que en el resto de España. Así que tenemos más tarea acumulada. Como las infraestructuras, las nuevas tecnologías o la diversificación del tejido económico, apuestas a las que no se debe renunciar. No podemos olvidar las conquistas sociales, pero el esfuerzo mayor se nos va a exigir en las infraestructuras. Otros tienen resuelta esta cuestión.
P. ¿O sea que aquí primero infraestructuras y luego laicismo?
R. No me atrevo a decir eso. Yo apuesto por la política social y en el tema del laicismo defiendo todo lo que responda a una preocupación real de la sociedad. Con absoluta franqueza, en el laicismo no aprecio preocupación masiva de los ciudadanos.
P. ¿No la ve en Galicia?
R. Ni en otras partes. Sí tengo claro que la Administración debe garantizar el libre ejercicio de cualquier religión y la neutralidad del Estado, pero eso es compatible con el respeto a tradiciones que forman parte de la historia y cultura gallega como la Ofrenda al Apostol en Santiago.
P. ¿Qué aportarán las secretarías provinciales al PSdeG?
R. Ahora son viables. Hace años hubieran significado un auténtico problema. No en Lugo y Ourense, provincias agrupadas en torno a la capital, pero sí en Pontevedra por la dinámica distinta de Vigo y sobre todo en la de A Coruña, por las posiciones contrapuestas de A Coruña y Santiago. Hoy las relaciones con A Coruña son excelentes, en Ferrol se recupera voto socialista, y ya nadie teme a la organización provincial. Hay provincias con una dirección clara y otras donde se buscará el consenso.
P. En A Coruña Salvador Fernández Moreda se ha postulado.
R. Es una persona respetada por todos los sectores, para mí, un amigo personal. No me parece mala opción, le tengo afecto y gran confianza. Pero la estructura provincial se constituirá en un año. Queda una eternidad.
P. ¿No hay riesgo de que repitan errores del PP? Algunos presidentes provinciales confundieron institución y partido.
R. Con la organización del PSdeG, le aseguro que no. Otra cosa es que la militancia lo confunda.
P. ¿Esa nueva relación con A Coruña es más fácil sin Vázquez?
R. Vázquez era una figura de primera división con una concepción que muchos no compartíamos sobre el PSdeG y sobre lo que era Galicia, su lengua y su cultura. Estábamos en las antípodas pero respeto mucho su figura y le aprecio como persona.
P. ¿Cómo valora al bipartito?
R. Funciona con gran normalidad y ha transmitido confianza a la ciudadanía. Nos gustaría que estuvieran las infraestructuras y parques empresariales pero es imposible. Afronta retos importantes. Galicia es muy distinta a hace 10 años. El paro baja mientras en otras zonas sube mucho. Esa apuesta por la diversificación empresarial tiene que ver con nuestra resistencia para afrontar la crisis.
P. Algunos sectores piden cambios más rápidos relacionados con la regeneración democrática. Como ejemplos, la relación con los medios de comunicación o algunos escándalos que se cerraron sin dimisiones.
R. En las áreas socialistas cuando ha habido un problema, ha habido dimisiones. A veces injustas, por malentendendidos que provocaron que algunas personas lo pagasen caro. Eso pasó específicamente en el PSdeG.
P. ¿En el BNG no?
R. No opino sobre eso.
P. Es su nuevo cargo el preludio de algo. ¿Se ve en la Xunta?
R. Mi intención es ser candidato en Santiago la última vez.
P. A los alcaldes socialistas se les acusa de actuar como arietes contra las consellerías del BNG.
R. El BNG debe hacer examen de conciencia sobre su trato a los ayuntamientos. Ellos entienden que para que la autonomía sea fuerte todo lo demás debe ser débil: municipios y Gobierno central. Es un error. En una concepción democrática la administración más cercana al ciudadano debe prestar los servicios. Es el principio de subsidiariedad que reclama a Madrid y no aplica en la Xunta. Los ayuntamientos debemos participar en políticas de juventud, vivienda y bienestar. Me pregunto por qué queriendo participar, no se nos transfieren los fondos que cede el Estado.
P. ¿Tiene la respuesta?
R. Dejo ahí la pregunta.
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