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Reportaje:

Rock sólo para menores

Más de 5.000 adolescentes se desfogan en el primer festival para los que no han cumplido los 18 años

Carlos Marcos

María, Beatriz y Rocío, las tres de 16 años, están a 10 metros de la puerta de metal que da acceso a la pista del Palacio de Deportes. Acaban de entregar sus entradas (40 euros cada una) y caminan dándose codazos, pero contienen la carrera. Cuando tiran del pomo, escuchan la música y ya no pueden más. Salen disparadas a las primeras filas, a juntarse con jóvenes de su edad al grito de "¡de puta madre, guayyyy!". Desfogue total. Esa puerta de metal divide dos mundos: fuera, el que todos conocemos; dentro, sólo para ellos, los menores de 18 años. Anoche se celebró, ante unos 5.000 jóvenes, el Under 18 (por debajo de 18) Festival, el primero de este tipo que se realiza para menores.

El espectáculo era inusual: en las barras no se servía nada de alcohol
Estaba permitida la entrada a mayores de edad, pero había pocos

El cartel era del gusto de la chavalería: los grupos españoles Falling Kids, Pignoise y Despistaos; los mexicanos Motel; los estadounidenses Panic At The Disco, y las estrellas, los canadienses Simple Plan.

Por supuesto, estaba permitida la entrada a mayores de edad, pero había pocos. ¿El perfil? Chicas de 15, 16 o 17 años, también chavales de esa edad (pero en minoría ante ellas), pocos padres y alguna treintañera ejerciendo de tía enrollada. El espectáculo era inusual en una concentración rockera. En las barras, nada de alcohol. "No podemos servirles cerveza sin alcohol, porque sólo tenemos de una marca que tiene un grado", informaba una camarera. Así las cosas, lo que triunfaba era el mini de Coca-Cola.

Detrás de este concierto emerge un debate que cada día es más comentado. Primero está la ley, aprobada por la Comunidad de Madrid en 2002, que dice: "Queda prohibida la entrada a menores de 18 años en bares especiales, así como en salas de fiesta, de baile, de discotecas y establecimientos similares en los que se venda o facilite el consumo de bebidas alcohólicas".

Las voces en contra de la normativa se levantan desde todos los ámbitos: grupos, promotores y, sobre todo, público. Una anécdota que ilustra la situación. Cuando Pereza actuó en La Riviera hace dos años, muchos menores se quedaron con la entrada en la mano. Los porteros fueron inflexibles. Leiva, cantante de Pereza, se enteró del follón de la puerta y gritó: "Es una mierda que los dejen fuera". Y en esto llegó Johnny Cifuentes, de Burning, que estaba invitado al concierto para cantar un tema con el dúo. "Iba con mi hija adolescente porque le encanta Pereza. Pero no me dejaban entrar. Fue increíble: yo tenía que actuar y estaba en la puerta con un tipo que me decía que con la niña, no", dijo. Tuvo que salir el manager de Pereza para resolver la situación. Johnny cantó su tema y su hija lo vivió entre bambalinas.

Pero hay grietas que la ley no tapona. Por ejemplo, el pasado junio, El Canto del Loco actuó en el Palacio de Deportes, y Pereza, en Las Ventas, y ahí se daba el cóctel que demoniza la ley: se expendía alcohol y los menores campaban a sus anchas. ¿Por qué en unos recintos sí y en otros no? Mónica, una joven madrileña de 16 años que estaba anoche en el Under 18 Festival, aporta una solución: "Lo sensato sería que dejasen entrar a todo el mundo y que pidieran el carnet en la barra". Álvaro de Benito, voz de Pignoise, se apuntaba, en los camerinos, a esta corriente: "Están impidiendo que los jóvenes accedan a la cultura. Es indignante. Que les dejen entrar en las salas. Luego hay mil fórmulas para que no consuman allí alcohol, como ponerles una pulserita". Dani, el cantante de Despistaos, gritó en el escenario: "Vamos a dedicar este concierto a la autoridad incompetente que no os deja acceder a la cultura".

Los chavales, por un día, gozaron a sus anchas. Al final, el piso vacío de gente mostraba un espectáculo más de multicine que de concierto de rock: palomitas desperdigadas, botellas de agua de plástico, algún yogur y esos dichosos tubos de plástico que se han puesto de moda y a los que denominan aplaudidores. Estos críos...

Un grupo de adolescentes disfruta de uno de los conciertos que hubo ayer en el Palacio de los Deportes.
Un grupo de adolescentes disfruta de uno de los conciertos que hubo ayer en el Palacio de los Deportes.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

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