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Reportaje:

La resurrección de Ingrid Betancourt

En París ve a viejos amigos, da entrevistas y no piensa en regresar a Colombia

Hace poco más de una semana todavía estaba en la selva, esposada; un rehén valioso en manos de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que la consideraban "la perla de la corona" de su cesto de prisioneros.

Ver ahora a Ingrid Betancourt, en París, en la terraza de un conocido restaurante, compartiendo mesa con el ex primer ministro Dominique de Villepin, viejo amigo suyo, con maneras suaves, elegantes, como si nunca hubiera dejado de ser una auténtica parisiense, es lo más parecido a un cuento de hadas o a un milagro.

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Martirio y resurrección, titulaba Paris Match en su último número prácticamente dedicado a ella, en el que sonríe desde la portada con la Torre Eiffel de fondo. Instalada en el Raphael, uno de los hoteles míticos de París, "un palacio honrado con un toque personal que sólo se encuentra en los hoteles administrados por una familia", Ingrid Betancourt se ha convertido en una referencia no sólo política, sino mediática. Ha anunciado, por ejemplo, que tiene previsto escribir una obra de teatro sobre su cautiverio, y enseguida le han llovido ofertas de los grandes estudios de Hollywood.

Sorprende la extraordinaria energía de esta mujer desde que volvió a su segunda patria, que por el momento no tiene intención de abandonar. Fue recibida en el palacio del Elíseo por Nicolas Sarkozy, ha visitado el Senado, la Asamblea Nacional, al anterior presidente Jacques Chirac. Ha acudido a varios platós de televisión y ha recibido a un par de periodistas de cadenas norteamericanas, empezando por el entrevistador estrella de la CNN Larry King. Y ha tenido incluso tiempo de ir a la basílica de Montmartre para cumplir una promesa hecha a la virgen María.

Católica practicante, durante su cautiverio, asegura Betancourt en una entrevista concedida a la revista católica Pelerín, realizada precisamente en una capilla de Montmartre, descubrió la figura de la Virgen María. "Antes la encontraba un poco... tontita, digamos que no era la imagen soñada de una mujer", explica. "Para comprender a María hay que haber alcanzado una cierta madurez, y así empecé a encontrar realmente sensacional a esta chica que acepta tener un hijo mientras que tenía un plan completamente diferente. Corre todos los riesgos. Para muchos cristianos esto son cosas conocidas, pero para mí fue un descubrimiento. Descubrí a una María fuerte, inteligente y con sentido del humor".

De momento no tiene previsto volver a Colombia. Su segundo marido, Juan Carlos Lecompte, que se enteró por la radio de su liberación, no se hace muchas ilusiones de recuperarla. "No debo descartar que se haya acabado todo con Ingrid (...) su amor por mí pudo habérsele acabado en la selva. ¿Y qué puedo hacer yo?", explica en una entrevista a El Tiempo. "Esperaba un fuerte abrazo, nada de besos, porque estábamos en público, pero no hubo un fuerte abrazo". Lecompte sospecha que a su esposa podrían haberle contado "una supuesta relación que tuve con una mexicana", y se queja del "maltrato" al que le sometieron la madre y la hermana de Ingrid, Yolanda Pulecio y Astrid Betancourt, durante los más de seis años que duró el secuestro.

Para el próximo domingo día 20, fiesta nacional de Colombia, Ingrid Betancourt ha organizado en París una concentración en apoyo a los rehenes que siguen en manos de las FARC en la que se establecerá comunicación por televisión en directo con Bogotá. Cuenta con la participación del cantante colombiano Juanes y el español Miguel Bosé, y le gustaría que se sumara a la protesta el también cantante Manu Chao.

Dominique de Villepin, esta semana en París, con Ingrid Betancourt.
Dominique de Villepin, esta semana en París, con Ingrid Betancourt.AFP

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