"El teatro es un juego para adultos"
Pere Arquillué (Viladecavalls, 1967) ve el teatro como "un juego para adultos". Como tal, considera que poder hacer misas laicas cada día es una bendición. Con esa pasión por delante y el entrenamiento de dos décadas largas de oficio, el intérprete aborda el papel protagonista de Ensam, un recorrido por el pensamiento y la vida del dramaturgo, escritor y pintor sueco August Strindberg. Es éste un texto no teatral, a caballo entre el dietario y la reflexión intimista, que llega a los escenarios bajo la dirección de Teresa Vilardell, responsable también de la dramaturgia junto con Pep Paré. La obra se estrena hoy en la Sala Petita del Teatre Nacional de Catalunya, donde se verá hasta el domingo.
Según Arquillué, se trata de una pieza "llena de luz" que consigue poner palabras sencillas a cuestiones trascendentales como la soledad a la cual se refiere el título en sueco. Situado en "un espacio ambivalente entre el cielo y la tierra", el personaje central realiza un camino de autoanálisis para reconciliarse consigo mismo y poder seguir adelante. Strindberg, un hombre atormentado por su difícil relación con las mujeres, enajenado durante un par de años por una enfermedad mental, plasmó su profunda angustia vital en Inferno, un texto biográfico anterior a Ensam. "Inferno es un texto muy oscuro, muy duro, lleno de psicopatologías, reflejo de su gran crisis de los 40", señala Arquillué. "En cambio, a los 50 entiende que la crisis también puede ser positiva, pues pasar por ella es necesario para entender ciertas cosas y continuar avanzando. De ahí surge Ensam".
Aunque el personaje le lleva unos años, el intérprete se siente muy preparado para entender "el gran recorrido emocional" que lleva a cabo a lo largo de la obra. "Comparto muchos de sus recuerdos de una infancia ligada a la naturaleza, y como yo también soy una persona que necesita sus momentos en solitario, comprendo la sensación de libertad en la soledad", señala. A Arquillué le preocupa que el espectáculo pueda parecer demasiado introspectivo, incluso denso. "Pero es todo lo contrario. Es sencillo, que no simple. Fluye mucho y puede ser entendido por todo el mundo. Pero hay mucha barrena por debajo", afirma.
Ensam es el quinto espectáculo de Arquillué en la temporada que ahora finaliza. Hace un año, el actor tomó la decisión de dejar la compañía del Lliure, en la que había trabajado intensamente durante cuatro años, para poder emprender proyectos "más personales".
Agradece enormemente el bagaje acumulado junto con el director Álex Rigola y el resto del equipo del teatro de Montjuïc. "Teníamos seis obras en repertorio, y eso obligaba a mantener la maquinaria muy bien engrasada", dice, y lo destaca como una rareza en la escena catalana, en la que el concepto de compañía asociado al teatro prácticamente no existe. Las numerosas giras con el Lliure le han permitido ver mucho teatro europeo. Y comprender que, "aunque aquí se ha hecho mucho trabajo en los últimos 25 o 30 años, aún nos queda mucho por recorrer". A su juicio, "deberíamos arriesgarnos más, y entender que la cultura es una herramienta más potente de lo que parece".
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