Touriño advierte al Bloque de que la Xunta no limitará el voto emigrante

El presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, confirmó ayer que la reforma legislativa prevista para agilizar el escrutinio del voto emigrante en las autonómicas -y que éste no se alargue hasta el octavo día- está aparcada, sin fecha para su aprobación en el Consello de la Xunta.

"Mientras yo esté el voto emigrante no se va a reducir", dice el presidente

Las diferentes lecturas que los grupos socialista y nacionalista hacen de la recomendación que ellos mismos pactaron en el Parlamento -sobre si el tercer día posterior a la votación debe ser el inicio o la fecha tope del recuento- quedaron todavía más patentes ayer en las palabras de Touriño. "La recomendación de la comisión puede ser interpretable o ambigua, para mí desde luego no lo es". El presidente apeló "nada más y nada menos" que "a las leyes electorales española y gallega antes de ser modificada [por el Gobierno del PP con el apoyo del PSdeG en 2004] "para concluir que ambas aluden a "lo que debe señalar de manera imprescindible cualquier legislación que es el inicio del recuento y éste se fija en el tercer día".

Frente a los argumentos de Touriño, el BNG y el vicepresidente, Anxo Quintana, se aferran a la literalidad del mandato parlamentario, según el cual, el Gobierno gallego "debe promover la reforma legal para garantizar el escrutinio del voto exterior no más tarde del tercer día siguiente a las elecciones". Los nacionalistas interpretan que ese texto impide continuar el recuento más allá del tercer día, lo que obligaría a iniciarlo la misma jornada electoral o la siguiente. La fecha de comienzo del escrutinio puede condicionar la validez de miles de papeletas ya que, una vez iniciado, las sacas con votos que lleguen del extranjero con posterioridad son invalidadas. Fuentes de la Xunta aseguran que entre el 20% y el 30% de los votos emigrantes llegan en las 72 horas siguientes al cierre de las urnas. El porcentaje puede ser significativo si se toman como referencia las pasadas generales, en las que votaron más de 100.000 residentes ausentes.

Por eso, Touriño lanzó ayer desde la sede de su partido una contundente advertencia a sus socios. "Mientras me vean aquí sentado, sepan que no se va a reducir ni lastimar el derecho al voto de los emigrantes. Desde luego para quien les habla y para el PSOE nuestra posición es la defensa de los emigrantes y de sus derechos. Creo que interpreto el sentir mayoritario del país y de la ciudadanía que es la defensa de la ley", concluyó.

A la misma hora que Touriño hacía ese alegato, el vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, negaba que existan diferencias en el bipartito por esta cuestión y alertaba de que "hay demasiado interés por airear las discrepancias en el seno de la Xunta". El número dos del Gobierno gallego eludió explicar, sin embargo, el motivo de las tensiones desatadas en la reunión semanal del Gobierno del pasado jueves y también por qué la Xunta mantiene aparcada la reforma legal que debería ser debatida en el Parlamento el 14 de julio, en una sesión extraordinaria.

En su afán por minimizar los últimos desencuentros en la coalición, el vicepresidente explicó que la Xunta tiene de "aquí a final de año" para darle una forma jurídica adecuada a la resolución del Parlamento". Y añadió su intención de no contribuir con sus declaraciones a "seguir generando incertidumbres que no son ciertas ni se corresponden con la realidad". El vicepresidente prefirió poner el acento en la necesidad de que los residentes ausentes voten en urna, "si se consigue el gran reto, esta cuestión será residual e intrascendente", concluyó. Fuentes del grupo parlamentario nacionalista se limitaron a señalar que ésta es "una polémica superada".

Las dos formaciones del Gobierno tienen todavía tiempo para unificar posturas, según coinciden las distintas fuentes consultadas. Éstas recuerdan que la modificación legal, una vez aprobada en el pleno de la Cámara, entraría en vigor al día siguiente. Y, salvo sorpresa, las elecciones autonómicas se celebrarán en marzo. El propio Touriño se mostró convencido de que, pese a las diferencias, "habrá acuerdo y será cuando toque".