El PSOE propone el voto de los extranjeros, que el Ejecutivo descartó hace sólo dos años
La dirección del PSOE sacó ayer al escenario político un asunto con el que viene haciendo juegos malabares desde hace seis años: el voto de los inmigrantes en las elecciones municipales. José Blanco, secretario de organización, anunció ayer, víspera del Congreso Federal del partido, que los socialistas discutirán y, con toda probabilidad, aprobarán, una propuesta para que los extranjeros no comunitarios con residencia permanente puedan votar en las municipales de 2011.
La Administración calcula que para esa fecha habrá en España 1,3 millones de inmigrantes mayores de edad. Pero no todos ellos podrán ejercer el derecho al voto. El número de los beneficiarios quedará limitado a los originarios de países con los que el Gobierno pueda firmar "convenios de reciprocidad"; esto es, que los españoles residentes en esos países puedan también votar en las elecciones locales. Esta exigencia figura en el artículo 13.2 de la Constitución. En el caso de los ciudadanos de la UE, por ejemplo los rumanos, ya pueden votar y ser elegidos en las municipales.
La iniciativa ya fue aprobada por todos los grupos del Congreso en 2006
La propuesta no es nueva ni exclusiva del PSOE. El 21 de febrero de 2006, todos los grupos parlamentarios del Congreso aprobaron una proposición no de ley de Izquierda Unida que instaba al Gobierno a impulsar la firma de esos acuerdos de reciprocidad y a dar vía libre al voto de los inmigrantes. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, hizo caso omiso del respaldo unánime de la Cámara y no dio ningún paso para alcanzar lo que ahora vuelve a pedir su partido. Y ello a pesar de que sólo cuatro meses después, el Ejecutivo aseguró, en una respuesta parlamentaria, que tenía "previsto llevar a cabo las actuaciones necesarias para el cumplimiento del acuerdo".
El 18 de agosto de ese mismo año, el PSOE se incorporó a la vanguardia de la demanda de voto para los inmigrantes al presentar, en compañía de Izquierda Unida, una nueva proposición en la cámara baja. El documento llevaba la firma del entonces portavoz parlamentario del PSOE, Diego López Garrido.
La iniciativa de los socialistas fue aprovechada por los nacionalistas catalanes de CiU para atacar al Gobierno tripartito de la Generalitat en plena precampaña de las elecciones autonómicas. El presidente de Uniò Democrática, Josep Antoni Duran Lleida, la calificó de "oportunista" y "frívola", y proclamó que antes de permitir el derecho al voto de los extranjeros "es necesario cumplir una serie de etapas que culminen en su plena integración". El candidato socialista in péctore, José Montilla, advirtió a Zapatero de que con esta iniciativa sus resultados electorales podían quedar afectados.
Horas después de la petición de Montilla, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, decapitó la propuesta por "razones de tiempo y oportunidad". La proposición del PSOE había sobrevivido apenas una semana.
Fuentes de la dirección socialista afirman que Blanco no habría resucitado ayer la propuesta sin contar con el respaldo de Zapatero. Pero los antiguos socios de los socialistas ya no se fían. Por eso, ICV registró ayer en el Congreso la penúltima proposición sobre este asunto, para obligar al PSOE a mantener su compromiso cuando termine su cónclave federal.
Pero los socialistas no han sido los únicos que han hecho juegos malabares con el voto de los inmigrantes. El líder del PP, Mariano Rajoy, les prometió en marzo de 2006: "Nuestra Constitución, que tiene que ser la vuestra, abre la puerta a que podáis votar en las elecciones municipales, y ya es hora de que así sea". Pero el pasado 13 de febrero, en plena campaña electoral y tras entrevistarse con la canciller alemana, Angela Merkel, rectificó: "No estoy a favor de ampliar el derecho de voto a nadie". Ayer, la cúpula del PP volvió a mostrarse de acuerdo con el sufragio de los extranjeros.
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