Las cárceles acogen 16.000 reclusos, un 70% por encima de su capacidad
La prisión de Alhaurín tiene 2.000 presos, el doble de lo previsto
Las cárceles andaluzas tienen un 70% más de presos de los que deberían; sus costuras están a punto de reventar. Cerca de 16.000 reclusos se distribuyen en las 14 prisiones de la región, cuando su capacidad teórica es de 9.378 plazas. La masificación ha llevado a los funcionarios de prisiones encargados de la vigilancia a denunciar el problema, pues aseguran que repercute en su seguridad y en la de los propios internos.
El centro penitenciario de Málaga, en Alhaurín de la Torre, famoso por albergar a reclusos como los ex alcaldes Julián Muñoz y Antonio Barrientos, ambos acusados por corrupción, es el mayor centro de España por número de presos. Aloja dos millares de reclusos en sus 901 celdas. Es un problema general, pero en Málaga la falta de espacio afecta a la seguridad.
"En los patios de la cárcel se masca la tensión", asegura un funcionario. "Es peligroso, tanta gente es difícil de controlar. Ahora hay además un nuevo tipo de presos que pertenecen a bandas organizadas, tienen preparación militar y cuentan con apoyos en el exterior", lamenta. Los trabajadores afirman que sus condiciones laborales son cada día más calamitosas, con consecuencias sobre su salud.
El endurecimiento de las penas, el castigo de nuevos delitos y el aumento de la delincuencia han incrementado notablemente el número de presos, sobre todo desde el año 2000. Una portavoz de Instituciones Penitenciarias reconoce, como ha venido haciéndolo su directora general, Mercedes Gallizo, que existe "una sobreocupación" en las prisiones. Pero argumenta que el Gobierno se está esforzando en construir cárceles, como la que se inaugurará este año en Morón de la Frontera (Sevilla) o la que está proyectada en Málaga. Todo para aliviar el alto número de presos que soportan las cárceles en Andalucía, con diferencia, la región que cuenta con mayor población reclusa.
Ratio incumplida
La norma de un preso por celda es una quimera. Más de la mitad están ocupadas por dos personas, y en algunos casos hasta por tres. El reparto de celdas no es homogéneo, no se pueden hacer medias aritméticas. Hay módulos que tienen más presos y otros menos, en función de su sexo y su clasificación por el tipo de delitos cometidos.
El portavoz del sindicato de prisiones Acaip, Juan Carlos (sin sus apellidos, por motivos de seguridad) cree que la cárcel corre el peligro de convertirse "en un almacén de personas privadas de libertad". Y asegura que la situación de sobrepoblación también es peligrosa para los reclusos. "La masificación hace que no haya clasificación según el perfil delictivo y edades, e imposibilita que exista una buena oferta de empleo para talleres", afirman. Y esto, "el hacinamiento insoportable", convierte la cárcel en un foco de violencia y agresiones.
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