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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Jorge Riverón, maestro de ballet y coreógrafo cubano

Trabajó con Rudolf Nureyev y Maya Plisétskaya

El conocido ex bailarín, maestro y coreógrafo cubano Jorge Riverón apareció muerto de un infarto el pasado mes de junio en su casa de Nueva York; le encontró su compañero de piso, teléfono en mano. Había nacido en La Habana el 24 de marzo de 1938 y estudió ballet en la Academia de Alicia Alonso, de donde pasó enseguida a engrosar las filas del Ballet de Cuba con la categoría de primer solista.

En 1980, tras varios intentos fallidos, por fin Jorge Riverón pudo emigrar en el doloroso y traumático éxodo de El Mariel. Ya establecido en Estados Unidos, enseguida fue reconocido por su valía y uno de sus primeros trabajos de envergadura fue el montaje de una Giselle, con Gelsey Kirkland y el prematuramente desaparecido Patrick Bissel con el New Jersey Ballet, que recibió elogios de la crítica especializada donde se reconocía su dominio de este clásico. Riverón trabajó intensamente también con Rudolf Nureyev y Eva Evdokimova, encarnando el papel de Hilarión en una Giselle con la que hicieron varias giras continentales.

En otros momentos también trabajó junto a Maya Plisétskaya y con el Eglevski Ballet en 1983. Antes, aún en la isla de Cuba, había montado la Giselle para el Ballet de Camagüey, lo que le trajo graves conflictos con Alicia Alonso y la dirección muy politizada del BNC. Ya en Miami, también montó varias obras, tanto propias como de repertorio, para el Ballet Concierto de Miami, y participó como maestro invitado en varias ediciones del Festival Internacional de Ballet de Miami.

Se sentía orgulloso de su inclusión en la New encyclopedie of dance (Oxford, 2000) y luego de su participación como ponente en la Scribner's new encyclopedie of dance and ballet. En EE UU se diplomó por el Institute of Dance de Nueva York, donde luego impartió clases de alto nivel, lo que compaginaba con su aula en el New Dance Group.

Entre sus coreografías, donde estaba presente la influencia de la danza española que amaba y practicaba, estaban Enlaces, Tarantos y Canción, esta última un homenaje al compositor venezolano Antonio Lauro. En la República Dominicana montó varios ballets y sistematizó la vida profesional de la compañía titular de ese país centroamericano, donde era muy querido. Jorge Riverón era una referencia obligada del ballet cubano en el exilio; poseía una memoria prodigiosa y era una valiosa fuente de datos y detalles de la diáspora de más de cuatro generaciones de artistas de ballet por todo el mundo. En el momento de morir, preparaba un viaje a España para impartir seminarios de ballet.

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