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Tercera agresión en cinco días en la piscina municipal de Villaverde

Dos trabajadoras y un bañista, golpeados en esta conflictiva instalación

Las piscinas de Plata y Castañar, en el distrito de Villaverde, registraron la tercera agresión por parte de un usuario en menos de cinco días. Como cada verano, ya que durante los últimos años se han producido incidentes similares. El sindicato UGT ha denunciado la que sufrieron dos trabajadoras el viernes pasado, y ayer un chico de 18 años también fue golpeado.

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Las lágrimas resbalaban por las mejillas de cuatro quinceañeras, entre suspiros de angustia. Varios chicos gitanos le pidieron el número de móvil a Mónica mientras estaba en el agua, pero ella no accedió. Su hermano Carlos, de 18 años, se quedó mirando y comenzó a recibir patadas y puñetazos de los otros chicos, todos ellos menores. Fue sacado del agua y atendido con convulsiones, aunque finalmente no fue hospitalizado.

El viernes pasado un usuario intentó llevarse una percha del vestuario. Una trabajadora de los servicios sociales le llamó la atención, y éste le soltó un bofetón. Otra empleada de la piscina intentó avisar a la policía, pero el agresor, menor de edad, la golpeó "por chivata", y la amenazó con un "a la próxima te mato".

Una portavoz del Ayuntamiento dijo ayer que lo del viernes fue un hecho aislado y aseguró que desde entonces se han doblado los efectivos de seguridad, tanto privada como de presencia policial. Pero los empleados de la empresa siguen siendo dos en cada turno, que unidos a la pareja de policías municipales que patrulla cada cierto tiempo, vigilan un recinto de más de dos hectáreas. La agresión de ayer se produjo con los cuatro en el interior.

Usuarios y trabajadores señalan a jóvenes del barrio como causantes de los problemas, aunque ningún empleado accedió a dar su nombre. Tienen miedo. Y tienen que seguir trabajando allí.

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La solución que proponen los trabajadores es presencia policial permanente, porque "son los únicos que denuncian y sirve de algo".

Puri, de 45 años, utiliza estas piscinas desde hace 10. "Siempre hay problemas, y siempre son los mismos", dice. El año pasado vio cómo le rompían la mandíbula a un socorrista. Este año ha comprado un bono de 10 baños, pero no sabe si gastará todos. "Da miedo venir, pero a mí no me van a echar", dice.

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