Una jornada marcada por la gestión del agua
El recinto vasco no figura entre los más frecuentados de la Expo de Zaragoza. Ayer, sin embargo, fue uno de los días en que registró mayor afluencia de público, al coincidir con la celebración del Día de Euskadi. Los visitantes tuvieron que soportar temperaturas que en algunos momentos del día superaron los 40 grados centígrados. En esas condiciones atmosféricas, una de las mejores opciones para escapar del calor exterior era sumergirse, siquiera emocionalmente, en el agua del pabellón vasco.
Como en el resto de la Expo, el agua es el elemento cardinal de la exposición temática del recinto. Sus 300 metros cuadrados pretenden incidir en aspectos como las energías renovables, la sostenibilidad ambiental y la lucha contra el cambio climático. Del techo cuelgan 10.000 finísimas barras de metacrilato que simulan el sirimiri típico de Euskadi. También están suspendidos unos paraguas. Cuando se mueven proyectan imágenes de la sociedad vasca y su relación con el ciclo del agua.
Unas mirillas repartidas a lo largo de las paredes del pabellón permiten observar los lugares naturales más valiosos y protegidos de la comunidad autónoma. A todos estos atractivos se suma el de la cocina autóctona, que se puede degustar en la planta baja del edificio.
"La vieja fuente"
"Hemos invertido mucho en tecnología e innovación porque queríamos que fuese un pabellón distinto al resto. El visitante podrá descubrir toda la esencia de Euskadi a través de su cultura, economía, geografía, orografía,..." explica Ana Oregi, viceconsejera de Ordenación del Territorio y Aguas y directora del pabellón vasco en la muestra zaragozana.
"La historia del agua es la historia del pueblo vasco, la de esa vieja fuente que ha dado de beber a tantas personas", afirmó ayer el lehendakari Ibarretxe en su discurso durante el Día de Honor reservado al País Vasco. Añadió que el agua es pasado y tradición, pero al mismo tiempo es futuro e innovación.
El acto oficial central se celebró en el Palacio de Congresos del recinto de Ranillas, al que acudieron la ministra de Ciencia e Innovación, la donostiarra Cristina Garmendia, y el comisario de la Expo, Emilio Fernández-Castaño.
La ministra narró la historia del almirante vasco Pedro de Zubiaurre, quien en tiempos de Felipe II fue enviado a Londres para espiar la red de aguas de la capital británica y que, gracias a sus descubrimientos, fue implantada en Valladolid. Garmendia aprovechó para lanzar una "mirada esperanzada" al futuro y desear que se alcance un compromiso conjunto entre naciones y pueblos para solventar los problemas relativos al agua.
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