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San Sebastián inicia en pleno centro su última gran reforma urbana

La transformación del cerro de San Bartolomé se prolongrá hasta 2015

Mikel Ormazabal

La ordenación del cerro de San Bartolomé, en pleno corazón de San Sebastián, es la última gran operación urbanística que tiene pendiente la capital guipuzcoana. Este espacio tan peculiar, elevado sobre un promontorio que rompe la trama plana sobre la que se despliega el ensanche de Cortázar, supone una tribuna privilegiada desde la que se divisa el mar y se domina el centro de la ciudad.

La ordenación del cerro de San Bartolomé, en pleno corazón de San Sebastián, es la última gran operación urbanística que tiene pendiente la capital guipuzcoana. Este espacio tan peculiar, elevado sobre un promontorio que rompe la trama plana sobre la que se despliega el ensanche de Cortázar, supone una tribuna privilegiada desde la que se divisa el mar y se domina el centro de la ciudad. El Ayuntamiento acomete ahora, después de dos décadas de estudios y polémicas, la transformación total del cerro: la actual situación de obsolescencia y deterioro general dará paso a un área residencial integrada en su entorno.

El proyecto de rehabilitación del cerro de San Bartolomé se puso en marcha en 1988 e incluía desmontar parte del cerro, suprimir el actual muro de la calle Easo y construir 500 pisos. Aquella operación suscitó un fuerte rechazo ciudadano. A la oposición se sumaron desde amas de casa y vecinos a un grupo de arquitectos, artistas e intelectuales, entre ellos el profesor Miguel Garay, el escultor Eduardo Chillida, ya fallecido, o el filósofo Fernando Savater. Recurrieron los planes municipales ante los tribunales, que les dieron la razón. Primero fue el Tribunal Superior vasco en una sentencia de 2001 y, tres años después, el Supremo, que ratificó la anulación del expediente urbanístico.

Estos pronunciamientos judiciales obligaron a preservar los elementos sustanciales del entorno: el cerro y el muro, el convento de San Bartolomé y la antigua Casa de Baños. La necesaria readaptación del proyecto al contenido de las sentencias inspiró un nuevo expediente que fue aprobado por el consistorio en noviembre de 2005 con los votos del PSE, EB y el PNV. El esquema sancionado permite actuar sobre una superficie de 53.546 metros cuadrados, donde se construirán 531 viviendas libres -el mayor desarrollo de este tipo en el centro donostiarra- tras derribar 161 que se encuentran en un estado de conservación deficiente.

El nuevo desarrollo comprende la creación de un vial que arrancará desde la actual calle Larramendi y ascenderá por el sur hasta juntarse con la cuesta de Aldapeta. Para mejorar la accesibilidad a la parte superior, se proyecta un ascensor y una escalera mecánica.

El principal escollo, según explica Martín Arregui, arquitecto y director gerente de la promoción, supondrá el realojo de 174 familias, a las que se ha ofrecido "una vivienda nueva con la misma superficie habitable". Cerca de una treintena de afectados no han firmado aún su traslado forzoso, al discrepar de las condiciones que plantea el consistorio.

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Arregui confía en cerrar los acuerdos durante este año, iniciar entonces el realojo transitorio y, acto seguido, comenzar la fase final: el derribo de los edificios que quedan fuera de la ordenación y la construcción de los nuevos equipamientos.

Antes de abordar cualquier intervención, se hicieron catas y excavaciones arqueológicas que permitieron hallar restos de un convento barroco de comienzos del XVIII. Las piezas de sillería encontradas se desmontarán y quedarán expuestas en la futura plaza principal.

Las obras ya han comenzado con la ejecución de un vial provisional para dar acceso al colegio Compañía de María. Todo el entramado urbano, que "pondrá en valor el barrio de Amara Viejo", según Arregui, supondrá unos siete años de trabajo. La previsión es que el cerro de San Bartolomé, al que se le adosó el muro a finales del XIX, esté rematado en el año 2015.

El proyecto

- Superficie total: 53.546 metros cuadrados.

- Uso residencial: Un total de 646 viviendas. Se mantienen 115 y se construirán otras 531 de precio libre. La densidad ascenderá a 146 viviendas por hectárea.

- Usos terciarios: 8.710 metros cuadrados.

- Aparcamiento: Se crearán 2.170 plazas.

- Espacios libres: 11.693 metros cuadrados.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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