"Nos faltó un chupito"

El bueno de Nicky Hayden tiene la negra. Desde que fue campeón del mundo de MotoGP hace dos años, con sólo dos victorias en 17 carreras, el balance más pobre de la historia, las calamidades se le acumulan. Sale de una y se mete en otra. En la temporada pasada, en la que defendía la corona, no ganó un solo gran premio. En ésta ya hace tiempo que se ha resignado a ser la comparsa de Dani Pedrosa en el taller oficial de Honda, en el que le utilizan como conejillo de indias para poner a prueba los componentes que están en fase de desarrollo. Por ejemplo, el nuevo motor de válvulas neumáticas que el español se resiste a emplear.

Hacía tiempo que en el Mundial no se asistía a un episodio tan penoso como el que le sobrevino en Assen al piloto de Kentucky. Se vio apeado del podio porque su moto se quedó sin gasolina a 50 metros de cruzar la línea de meta, donde el también estadounidense Colin Edwards le birló la tercera plaza. Lo mismo le ocurrió a Sete Gibernau hace tres años en el circuito de Brno mientras luchaba por la victoria con Valentino Rossi.

"El problema pudo ser el tiempo que Nicky estuvo derrapando", dicen en su entorno

Honda explicó lo ocurrido en Assen en función de "un problema eléctrico", pero lo cierto es que la moto de Hayden se quedó seca. "Una putada", resume una fuente del equipo; "sólo nos faltó un chupito de gasolina. Con eso, Nicky habría cruzado tercero".

Desarmada la moto, los ingenieros de Honda Racing Corporation (HRC) mandaron el propulsor a Japón para que sea analizado. En el equipo hay quien afirma que el motivo del desastre radica en que hubo algún sensor de los que equipa la moto y que mide el consumo durante la carrera que falló. Sin embargo, todos coinciden en que éste es el riesgo que se asume cuando se emplea este nuevo motor, que gasta más que el convencional, cuyas válvulas se accionan mediante muelles, porque ofrece mejores prestaciones. "Con las actuales restricciones de gasolina (21 litros), llegamos muy justos al final de la carrera. Puede ser que el problema fuera el tiempo que Nicky estuvo derrapando", considera un colaborador del motociclista. "Si la rueda trasera derrapa, pero la moto no avanza, la centralita puede interpretar que se han completado más metros de los que realmente ha recorrido", atestigua la misma fuente. Esos pocos metros podrían ser los que condenaron a Hayden, que en la penúltima vuelta iba perdiendo fuelle seguramente porque su moto se estaba quedando sin sopa. Con todo, lo que le ocurrió no hace más que dar la razón a Pedrosa, que rechaza utilizar el nuevo motor. Considera que aún no está suficientemente probado, principalmente en términos de consumo, y no quiere arriesgarse a ensamblarlo en su moto y que le suceda lo mismo que a su vecino de taller.

La capacidad del tanque de carburante de una MotoGP está limitada a 21 litros por reglamento debido a cuestiones medioambientales. En función de los kilómetros a completar durante la carrera (unos 132 en Assen contando la vuelta de salida de boxes, la de formación, las 26 de la competición en sí y la de regreso a los talleres) y de los datos sobre el consumo, la centralita electrónica que incorpora la moto hace un cálculo en tiempo real y dosifica la cantidad exacta de combustible que debe entrar por los inyectores. Si en algún momento el ordenador detecta que en el depósito no queda suficiente gasolina para llegar a la meta, el programa modifica el encendido. En tal caso, por más que el piloto retuerza el acelerador, el propulsor no da más de sí, como le ocurrió al hombre de Kentucky una vuelta antes de que su moto le dejara definitivamente tirado a 50 metros del podio.