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Reportaje:ESCAPADAS

El alma cervecera de Ceské Budejovice

En esta ciudad checa nació la Budweiser, y también triunfó la industria de los lapiceros. Dibujantes y sedientos se sentirán a gusto

Si usted tiene la curiosidad de consultar mapas del Imperio Austrohúngaro, comprobará que la actual Ceské Budejovice tenía entonces el nombre alemán de Budweis, que daría origen al de esa cerveza Budweiser que parece el colmo de lo norteamericano, pero que empezó a ser fabricada en esta muy cervecera ciudad. El caso es que fue el rey Premysl Otokar II quien la fundó en 1256, y que en la actualidad es la capital administrativa de Bohemia del Sur, en la República Checa.

Lo primero que llama la atención en aquellos parajes es la conformación del terreno, plagado de lagos, estanques y bosques, y recorrido por ríos abundantes en carpas, percas, tencas y otras especies. Entre lo que actualmente son Ceské Budejovice y Praga, cayó hace millones de años un enorme meteorito que estableció la hoya primigenia determinante de la estructura física del espacio donde, rodeadas de muy exuberante naturaleza, se dispersan pequeñas y preciosas ciudades. No sé si Hergé tomó la región como referencia para la Sildavia en que transcurren las aventuras de Tintín en El cetro de Otokar, pero todo aquel mundo tiene un aire de eso que en el cómic se llama línea clara, ámbitos urbanos y silvestres perfectamente perfilados, relucientes, con edificios y torres que parecen ilustraciones de cuentos de hadas.

Ceské Budejovice es un lugar muy apropiado para recorrer toda la región. Precisamente su enclave en las rutas comerciales permitió que se convirtiese en una potente ciudad industrial. Es muy significativo que en ella comenzase a funcionar, nada menos que en 1632, el primer tranvía de tracción animal del continente europeo, convertido en 1828 en el ferrocarril Budejovice-Linz, también de tracción animal, y en ferrocarril de vapor a partir de 1871. Todavía hoy puede visitarse la llamada Casa de Guardia de la vía.

Construida en la confluencia de los ríos Uldava y Malse, que la aíslan por un lado, varios puentes, entre ellos el de Oro y el de Hierro, permiten cruzarlos para acceder a la parte menos antigua. Un pequeño canal acaba de circundar casi completamente la ciudad. El centro de Ceské Budejovice lo constituye una plaza cuadrangular -que lleva el nombre del rey fundador- con una superficie de 4.500 metros cuadrados, rodeada de edificios renacentistas y barrocos con soportales. En esta plaza merece especial atención el Ayuntamiento, de principios del siglo XVIII, con sus tres torres, las enormes gárgolas metálicas en forma de dragón y las cuatro estatuas dedicadas a la Justicia, la Valentía, la Sensatez y la Cautela, que constituyen todo un panteón de determinadas virtudes civiles y burguesas. En el centro de la plaza hay una fuente monumental dedicada a Sansón.

Por una de las esquinas de la plaza accedemos a la catedral de San Nicolás, un enorme edificio barroco que sustituyó a la catedral gótica, destruida por un incendio, y donde se conservan las reliquias de san Auracián, el patrono de la ciudad. Al lado de este edificio se alza la torre Negra, construida a finales del siglo XVI. Es campanario, pero también cumplió funciones de atalaya, pues desde sus 72 metros de altura permite divisar todo el entorno urbano y natural.

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La torre Negra es un punto excelente para ir recorriendo las calles que, desde sus inicios, tuvieron un trazado con tendencia a lo ortogonal, muy adecuado para pasear por ellas sin desorientarse e ir descubriendo sus sucesivos edificios góticos, renacentistas y principalmente barrocos, que dan señal de la prosperidad que durante muchos siglos benefició a sus habitantes, con puertas muy características por la forma de sus herrajes y carpintería. A veces podemos encontrarnos bares o lugares de refrigerio que demuestran determinadas tendencias globalizadoras -"pizza, salaty, mojito, frappé", indica el cartel en uno de ellos-, pero no espere el visitante meridional la abundancia y variedad a la que suele estar acostumbrado.

En ese recorrido por lo que pudiéramos llamar el casco antiguo conoceremos monumentos religiosos, civiles y militares: la llamada capilla de las ansias de la muerte, el monasterio dominico, con una gran torre, y la iglesia del Sacrificio de la Virgen María, pero también la Carnicería Antigua, el Arsenal Municipal -que fue almacén de trigo y sal en el siglo XVI-, la Casa Wortner, la Casa Kneissel -muestras del esplendor burgués- o la llamada pequeña fábrica de cerveza, pues no hay que olvidar que la cerveza -y los lapiceros- son productos muy característicos de la ciudad.

La calle de obligado recorrido es Panská, junto a los restos de lo que fue la antigua fortificación, donde se encuentra una construcción medieval muy bien conservada -la cabaña gótica- y que desemboca en la torre Rabenstein. A lo largo de lo que llaman brazo ciego del río Malse están los restos urbanos más antiguos: un bastión semicircular denominado Otatarka y la torre Virgen de Hierro, que alude precisamente a ese instrumento de tortura que también fue conocido como Virgen de Nuremberg.

Para la gloria literaria de Ceské Budejovice hay que señalar que en su cuartel, denominado Mariano, extramuros, prestó servicio aquel valiente soldado Schveik, descendiente de la picaresca, que en su día imaginó Jaroslav Hasek, el narrador que dio a la lengua checa categoría literaria. En los tiempos que corren no está de más recordar que Hasek -que pasó por el anarquismo, el comunismo y el nacionalismo checo- no perdió el buen humor ni a la hora de fundar un partido del Lento Progreso dentro de los límites de la ley.

Piedra errante

Con todo, hay dos puntos misteriosos en Ceské Budejovice que el visitante no se puede perder. Uno es el sinuoso sendero de losas que serpentea ante el monasterio dominico, cada una con una inscripción en checo, y que antecede a otro sendero similar con cruces inscritas de formas diferentes: griega, aguzada, horquillada, flordelisada, patada, recruzada, potenzada. Es un camino de inescrutable sentido, aunque un amigo checo me tradujo las palabras de las inscripciones escritas: "Las generaciones pasan, pero la tierra permanece".

El otro es la famosa piedra errante, cerca de la fuente de Sansón, donde el lugar en el que se encontraba el patíbulo medieval está señalado con una piedra no muy grande, marcada por una cruz, que sobresale ligeramente del nivel de la plaza. Una leyenda dice que quien pase por encima de esa piedra a determinada hora quedará para siempre extraviado en las calles inmediatas. Las diez de la noche es la hora peligrosa, e indica lo que le espera al forastero inadvertido en la ciudad si pretende cenar a una hora meridional, pues a partir de las nueve y media ya no encontrará abierto ningún restaurante, café o lugar parecido.

En cualquier caso, siempre le quedará el Jack's Bar de la calle Panská, refugio de los escasos noctámbulos, donde podrá tomar una ensalada con la excelente cerveza local y trasnochar casi hasta las doce, nada menos.

» José María Merino (La Coruña, 1941) es académico y autor de la novela La glorieta de los fugitivos, premio Salambó 2007.

Guía

Cómo ir- Air Europa (www.air-europa.com; 902 40 15 01) tiene en julio vuelos de ida y vuelta entre Madrid y Praga desde 197,47 euros, precio final.- Clickair (www.clickair.com; 902 25 42 52) tiene en julio vuelos directos entre Barcelona y Praga desde 224,94.- Autobús. Desde la estación de Roztyly de Praga se puede tomar un autobús a Ceské Budejovice (tres horas; seis euros.)- Tren. Desde Praga hay trenes que cubren el recorrido en unas dos horas y media por unos 8,50 euros.Dormir- Hotel Bohemia (www.bohemiacb.cz; 00 42 03 86 35 45 00). Hradební, 20. Dos antiguas casas burguesas convertidas en hotel. La doble, 75 euros con desayuno.Información- Turismo de la República Checa en Madrid (913 45 71 12; www.czechtourism.com).- Centro de Información Municipal de Ceské Budejovice (www.c-budejovice.cz; 00 420 386 80 14 13). Plaza de Premysl Otokar II. Reservan billetes, circuitos y habitaciones.

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