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El gerente del hospital de Móstoles destituye a un supervisor tras los abucheos a Güemes

Elena G. Sevillano

Sólo dos días después. Los abucheos de los trabajadores del hospital de Móstoles al consejero de Sanidad, Juan José Güemes, se produjeron el miércoles. Y ayer mismo, el gerente del centro destituyó al supervisor de rayos, Javier Otero. El encargado de transmitirle la decisión fue el director de enfermería, según relató él mismo. "Me dijo que se me relacionaba con la protesta", aseguró.

Javier Otero entró a trabajar en el hospital de Móstoles en 1983, cuando se inauguró el centro. Así que él también celebró el 25º aniversario que motivó la visita de Güemes. "Es falso que yo tuviera algo que ver con la protesta. De hecho, estuve sentado en el auditorio durante todo el acto", afirmó. Mientras el consejero hablaba en el salón de actos, unos 150 trabajadores le estuvieron abucheando fuera. El consejero salió pitando y ni siquiera descubrió la placa que conmemoraba su visita.

Otero, de 52 años, era hasta ayer el supervisor más antiguo del hospital de Móstoles. Fue designado en 1987 y conservó su cargo, que es de confianza y, por tanto, de libre designación (y destitución), ininterrumpidamente durante 21 años. Él mismo hacía cuentas ayer. En ese periodo ha tenido cuatro jefes de servicio, cinco o seis directores de enfermería y seis gerentes. Ni un expediente ni un problema con ninguno de ellos.

Sin embargo, ayer fue destituido. Una portavoz del hospital afirmó que el cese "se debe a una reorganización interna del hospital para mejorar la atención de los usuarios y que ya estaba prevista con anterioridad a los actos del día 25 de junio". Este periódico preguntó los motivos de la destitución, pero el centro se negó a dar más explicaciones. Ni el director de enfermería ni el gerente quisieron ofrecer su versión. No cuentan con un sustituto a tres días de las vacaciones.

"Había que presentar una cabeza de turco a Güemes", se lamentaba ayer Otero, que pasa a ser enfermero de base. "No es verdad que mi destitución estuviera prevista. No tienen sustituto ni tiene sentido hacerlo a tres días de las vacaciones". Carlos Salas, enfermero del mismo servicio, tiene una explicación a lo que ha pasado: "Le han castigado por ser amigo mío". Salas, afiliado a CC OO, había ejercido de presentador, el día anterior a la vista de Güemes, en una asamblea de trabajadores. "Yo no tengo un cargo de confianza y él sí. Le han castigado", recalcó.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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