Casa Fernández
¿Qué tendrán los huevos fritos para que, una vez en el plato, cualquier porción de nuestras vidas se convierta en un satélite de esa yema brillante? Sin la existencia del huevo frito la gallina no tendría razón de existir. Hecho indemostrable para la ciencia, pero absolutamente verificado por los que se dedican a potenciar su colesterol a base de huevos. Veinte huevos fritos son muchos para ser engullidos de una tacada, pero un día es un día, y más si el motivo del akelarre es la celebración de los 20 años de casa Fernández, restaurante ideado en los horteras ochenta por ese cóctel andante de nombre Javier de las Muelas.
Aunque la página web de casa Fernández se autoproclame Real Compañía Cervecera, detalle que no tiene mayor trascendencia en una época en que Real lo es cualquiera, la importancia del local está en la yema de su carta. Huevos fritos con patatas acompañados de morcilla de Burgos, bacón, sobrasada, judías, queso, jamón ibérico, foie fresco, son alicientes suficientes para cometer un acto de indisciplina que nos haga reventar al estilo Seven, ya saben, el hombre muerto con el rostro ahogado en el plato de espaguetis. Para hacer más ligero el tránsito, podemos beber dos docenas de cervezas Chimay o un magnum de Les Terrasses. La carta de vinos y cervezas de casa Fernández es muy lustrosa, y ningún paladar sediento de calorías vacías quedará decepcionado.
Para quien no tenga un espíritu suicida, o prefiera dejar la inmolación calórica para más tarde, la carta consta de ensaladas, pastas, arroces, carnes y pescados, buena materia prima para una cocina de mercado, adjetivo que invita a imaginar una felicidad de musical americano de los cincuenta: cestos rebosantes, fruteras cantando, carniceros recitando poesía, Cyd Charisse y Gene Kelly bailando disfrazados con una máscara copiada de un cuadro de Giuseppe Arcimbolodo. A lo largo de 20 años, casa Fernández ha sido fiel a un estilo, el suyo. Un estilo de un cosmopolitismo tímido, que le ha hecho adoptar, sin grandes algarabías, y sin querer herir a los que tienen por corazón un jamón ibérico, las nuevas modas gustativas.
- Lo más: el tataki de atún, el plato del día y los vinos recomendados.
- Lo menos: que haya desaparecido el ajo tierno de las croquetas caseras.
- Dirección: Santaló 46. Tel.: 93 201 93 08.
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