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Francia legalizará los 'vientres de alquiler'

Francia se dispone a legalizar la práctica de las llamadas madres de alquiler dentro de un marco preciso. Prohibida, como lo está en España, desde la promulgación de la ley de 1994 sobre el respeto al cuerpo humano, que estableció penas de prisión y multas a quienes intervinieran en el proceso, la realidad social y las legislaciones de países vecinos han acabado generando una especie de turismo reproductivo que se quiere atajar.

"Todo acuerdo sobre la procreación o a la gestación por cuenta de otro es nulo", dice la ley francesa, lo que ha generado muchos problemas relacionados con la filiación legal de los hijos tenidos por este sistema e incluso jurisprudencia contradictoria, ya que los tribunales suelen aceptar la paternidad pero no la maternidad.

Como parte de las reformas del presidente Nicolas Sarkozy, el Senado creó un grupo de trabajo multidisciplinar cuya propuesta se convertirá en proposición de ley antes del verano y formará parte de la reforma de las leyes sobre bioética que debe cerrarse en 2009. Lo que contempla es la legalización de esta práctica, aunque de modo restrictivo. La primera condición es que se trate de una pareja heterosexual y que sus componentes estén casados o lleven al menos dos años de convivencia. La segunda, que la mujer no pueda llevar a cabo una gestación completa y que al menos uno de los miembros de la pareja pueda ser el progenitor genético del bebé.

No a la remuneración

La madre portadora deberá haber tenido al menos un hijo, pero no podrá llevar el bebé de su hija. Tampoco podrá recibir remuneración alguna, salvo los costes médicos que no cubra la Seguridad Social. Antes de realizar la transferencia del embrión, la pareja y la madre gestadora deberán obtener el visto bueno de la Agencia de Biomedicina y de un juez. Los senadores creen necesario, además, establecer un plazo de al menos tres días tras el parto durante los cuales la mujer portadora pueda optar a quedarse con el bebé. La pareja receptora, en cambio, no puede renunciar al niño.

"Las cosas han evolucionado mucho", dijo la socialista Michèle André, presidenta del grupo de trabajo. "Reino Unido y Grecia han legislado para evitar la comercialización" y eso "entraña un turismo de procreación entre las parejas francesas". La práctica, que ha desatado las críticas de los antiabortistas, está también autorizada en EE UU y Canadá, y tolerada en Holanda y Bélgica.

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