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Crónica:RUSIA 0 - ESPAÑA 3 | EUROCOPA 2008 | España vuelve a una gran final
Crónica
Texto informativo con interpretación

Inolvidable

Maravilloso partido de España, que jugará la final contra Alemania tras machacar a Rusia

José Sámano

Un equipo imponente, con trazos de enorme grandeza, dejó una huella imborrable en Viena, donde hizo claudicar sin remedio a Rusia, que aspiraba a regresar a la realeza del fútbol. La mejor España que se recuerda le cerró cualquier posibilidad de ingreso tras un ejercicio impecable de principio a fin. Con una madurez extraordinaria, no tuvo un reproche. Aplicada mientras el partido se cocinaba, en el segundo tramo fue un huracán. Impuso su talento hasta abrumar a su rival. La Rusia pletórica que impactó contra Holanda quedó sometida por el desparpajo español, su sentido colectivo del juego, su capacidad de gobierno y su mayor sutileza. La consecuencia fue una goleada que rescata a España tras años de baldío, tras dos décadas largas en el lodo. Otra derivada: fue la noche del triunfo incuestionable de un modelo tras años de discusiones improductivas. Hoy, España ya sabe lo que le distingue. No hay debate posible, un alivio para futuras cosechas.

El equipo de Luis supo imponer su talento hasta resultar abrumador para el rival
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De este equipo cabe esperar que no deserte ni en la final, por mucho que Alemania difunda sus volúmenes de historia. A estos futbolistas no les delatan victimismos del pasado. Se sienten protagonistas frente a la subsidiaria posición de otras generaciones ante seleccionadores de mayor pose. Luis ha logrado que cohabite un equipo con mayúsculas que está a un paso de cantar bingo 44 años después. Esta España se ha acercado a la meta con la que sueña desde aquella arqueológica victoria sobre la URSS, en Chamartín, desde la normalización, una virtud que le permite optimizar sus múltiples recursos. Nada de liderazgos y subalternos. El grupo transmite una naturalidad que le hace ser fiable y optimista. Ese contagio general hace que no se intimide. Ni ante Rusia, que se presentaba con el turbo. Sin miramientos, ya en el arranque, España aumentó la cadencia del juego, un reclamo de Luis, y rebajó al contrario. Xavi, quien procesa el fútbol español, codificó el mensaje del entrenador y el equipo cogió vuelo. El barcelonista se desligó de Senna, impecable como sostén, y abrió el angular. Él mismo se descolgó hasta el balcón del área, preludio del primer gol. Al acelerón respecto a otros partidos ayudó la tormenta: la pelota tuvo otra marcha y España no fue tan arrítmica.

La selección se desplegó sin demora, sin intención de anestesiar el juego, más decidida de lo habitual, con la clara vocación de medir a los defensas de Hiddink, la parte más débil del equipo. Torres y Villa percutían contra los centrales, dos vigas de movimientos algo toscos. Los arietes les retaban de espaldas y en carrera, pero les faltaba precisión. Rusia mantenía la misma hipótesis de trabajo: atacar. Eso sí, la vanguardia no es la misma. Es más coral. A partir de Pavlyuchenko, que actúa de boya, los demás acuden al asalto como un acordeón. Pero a Rusia le faltó la lámpara de Arshavin, prisionero de Senna, que le dejó a la intemperie. Definitivamente, España ha encontrado en el pivote del Villarreal un ancla para su delicado estilo. A su alrededor, Silva, Xavi, Iniesta y Cesc pueden flotar.

Ante la mayor pujanza española, a los de Hiddink se les vio más oprimidos que en sus exuberantes citas con suecos y holandeses. España les superó en todas las líneas. Luis ha sincronizado todos los sectores. Empezando por la defensa, en la que algunos se han doctorado, como Marchena -concentrado, excelente en los auxilios e imperial en la salida de la pelota-, y otros han recuperado el vigor, como Puyol y el más templado Ramos. Capdevila se ha adecuado con solvencia a su papel secundario. A su amparo, el resto se ha sentido más liberado. El equipo ha alcanzado tal grado de madurez que no se agrieta si pierde a su mejor goleador, Villa, lastimado en un esprint. Ante el contratiempo, se impone el sentido gremial. No hay duda de que Cesc es un relevo tan excelente como circunstancial. Que aún no sea titular subraya el catálogo del que dispone Luis. Su actuación fue museística. Tocó todas las teclas con acierto. Fue concreto si la jugada lo exigía y un trueno si había ocasión. Entiende el juego como pocos. Como Iniesta, rehabilitado en el segundo periodo.

La irrupción del talento del Arsenal activó aún más a Xavi, que no se sintió sometido como único organizador. Con Cesc al quite, el azulgrana estuvo en el origen y el final del primer tanto. Tras una combinación con Iniesta, apareció por el punto de penalti como ariete postizo para culminar un tiro de su compañero que más pareció un remate que un centro. Un premio para el mejor juego español y un gol de gran valor simbólico por lo que significa su autor, el gran pregonero del fútbol que distingue a esta selección.

Con ventaja, España no se inmutó. Mantuvo el mismo grado de aplicación, sabedora del carácter azaroso del fútbol. También Luis lo conoce. Así que decidió no conceder un resquicio a su adversario. Movió ficha y Xabi Alonso y Güiza refrescaron al equipo. Con el primero ganaba en el pase largo cuando el encuentro invitaba al contraataque, suerte en la que el goleador del Mallorca se mueve en patines. Güiza llegó al segundo gol por constancia, puesto que la pared de Cesc era para Silva. Éste, minutos después, puso el lazo a una noche inolvidable para el fútbol español, que ya sólo está a un centímetro del Everest. A la misma distancia que Alemania.

Los jugadores más famosos de la selección española (lalistaWIP)

Los jugadores de España se abrazan tras el gol de Xavi, el primero del equipo.
Los jugadores de España se abrazan tras el gol de Xavi, el primero del equipo.AFP

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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