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Reportaje:

Lugo, 2.000 años atrás

Una colosal comilona de 3.000 personas junto a la muralla despide el 'Arde Lucus'

"¡Ave César!". "¿Cómo está la ciudad?". "Tranquilo César, está al cuidado de la centuria". Y con la paz de ver la situación controlada, -tras las novedades que transmitió la unidad del ejército imperial romano Cohors III-Lucensium al César-, comenzó ayer en Lugo el Comilonum. Y de paso, llegó el declive de la llama del pebetero de Arde Lucus, que, desde el viernes y hasta el domingo, hizo retroceder en casi 20 siglos a la capital lucense para recordar su esplendoroso pasado romano como Lucus Augusti.

Con los semáforos alumbrando a nadie, sin tráfico en la ronda, el asfalto que rodea a los 2,6 kilómetros de la muralla romana se convirtió en un improvisado restaurante al aire libre. Allí se sentaron 3.000 personas, entre las que se mezclaron Césares, Patricios, Senadores o legionarios de la antigua Roma, en medio de los cuales hubiera pasado desapercibido el mismísimo Paulo Fabio Máximo, quien, como legado de César Augusto, fue el encargado de fundar la ciudad (años 26 y 12 a. C.).

1.500 kilos de cordero y 500 de sepia en albóndigas para servir el menú
Los centuriones cargaron tres días con escudos, lanzas, puñales y cascos

La concejalía de Xuventude, como entidad organizadora de Arde Lucus, 12 restaurantes y la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería fueron los encargados de dar vida gastronómica, con la muralla como gran testigo, a la que fuera una de las tres capitales administrativas de la antigua Gallaecia. Al final no llegaron a una legión -harían falta 5.300 comensales-, pero los 3.000 que acudieron aguantaron estoicamente el sol de justicia y los 30 grados de calor sobre las viandas. El mismo aguante con que los centuriones de la Cohors III-Lucensium, patearon la ciudad durante las últimas 72 horas, arrastrando más de 30 kilos de peso con sus cascos, cazadoras, cinturones, lanzas y puñales.

El Comilonum es la prueba de que Lugo ha logrado subirse al carro de las fiestas históricas. La bondad de la climatología y 250 actos fueron reclamo suficiente para que el número de visitas (más de 300.000) triplicara al de habitantes. Como colofón y novedad, este año el colosal banquete sirvió para rememorar los grandes atracones de los romanos y, de paso, hacer bueno el eslogan de "...Y para comer Lugo".

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Los organizadores se plantean ahora repetir el acontecimiento ya fuera de la programación de Arde Lucus y en horario nocturno. "Es una buena idea, pero Arde Lucus ya tiene de por sí atractivo suficiente y no necesita del Comilonum. Por eso pretendemos hacerlo en otra época y convertirlo en cena", explicó el presidente de los hosteleros, José Real.

Ayer los comensales disfrutaron de 1.500 kilos de cordero asado, 500 de sepia convertidos en albóndigas, unos 100 de uvas, 6.000 panecillos de pan de pasas y decenas de tartas de almendra. También hubo vino (Mencía), aguardiente -blanca y de hierbas- y licor café.

Los comensales llegaron de todas partes, como el caso de Alberto Neves, un portugués en un grupo de diez, que pasó 3 días en Lugo procedente de Braga. "Es que Lugo, como Braga también era capital administrativa de la Gallaecia", se justificó, tumbado a la sombra de un árbol, el visitante luso que dejaba entrever en sus ojos lo que fueron 72 horas consecutivas de vida intensa. "Si todo va bien, volveremos", promete.

El sol, sólo apaciguado por leves y esporádicas ráfagas de viento, hizo que sobrara comida. "¿Doctor, el menú es equilibrado?", preguntó una joven con traje de época, que bien podría pasar por la diosa Minerva, al médico con el que compartía mesa. "No tengo ni idea de lo que son las albóndigas de sepia, pero no tiene mala pinta", respondió el galeno, quien no dudó en restar importancia a la aportación de calorías: "¡Dale!", sugirió a su compañera. Que le dio, aunque el relleno de sepia no tuviera "el sabor de la albóndiga tradicional".

Y con el Comilonum, Lugo quemó su pasado. Muy pronto comenzarán los preparativos del próximo Arde Lucus, donde, probablemente, se sabrá si el alcalde López Orozco, es capaz de lograr ese objetivo de convencer a un 1% de los 300 millones de potenciales turistas chinos para que visiten la ciudad. Con ese y otros objetivos se encuentra estos días el mandatario al frente de una expedición en China, en un día en el que coincidieron el Comilonum y el hermanamiento de Lugo con Quinhuangdao, la ciudad donde tiene su origen la gran muralla china.

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