Ferrari, intratable
Massa se aprovecha de los problemas de Raikkonen y Alonso pierde sus aspiraciones en la salida
La solvencia de Felipe Massa volvió ayer a quedar fuera de toda duda. A todos aquéllos que seguían cuestionando su futuro en la escudería de Maranello les respondió el brasileño con la tercera victoria del año y la octava de su historial en la fórmula 1. La carrera de Massa fue impecable y se edificó sobre la absoluta superioridad de los Ferrari, que volvieron a mostrarse intratables. Sin embargo, se encontró con la victoria cuando el coche de Kimi Raikkonen perdió el colector del escape derecho y el finlandés cedió los casi siete segundos de ventaja que llevaba sobre su compañero de equipo. Ni siquiera eso impidió que los dos monoplazas rojos cuadraran en Magny Cours el tercer doblete del año, tras los de Bahrein y Montmeló. El podio lo completó Jarno Trulli, que logró el primero para Toyota desde 2006.
Especial: Mundial de Fórmula 1 |
Los Ferrari encontraron en Francia un camino más trillado de lo que cabía suponer por el sinfín de despropósitos de todos sus rivales. No existió McLaren ni BMW fue esta vez el outsider que suele ser. Y tampoco Fernando Alonso, que partía en la tercera posición, se mostró tan competitivo como esperaba.
Las penalidades de Lewis Hamilton comenzaron en Canadá -se estrelló contra Raikkonen en la salida del pit-lane y le sancionaron con la pérdida de diez puestos en la siguiente parrilla- y en Francia pagó su culpa. Partir desde tan atrás es una merma con la que no está dispuesto a cargar. Su cabeza no parece amueblada para afrontar estas situaciones. En Canadá la perdió por completo y ayer salió de nuevo como un poseso. En la primera vuelta se saltó una chicane para adelantar a Vettel y luego no le cedió la plaza. Le sancionaron con un drive through (entrar y salir de boxes) y eso arruinó cualquier expectativa del británico. Acabó el décimo.
A todas estas penas McLaren tuvo que agregar la penalización de cinco puestos impuesta el sábado a Heikki Kovalainen por perjudicar a otro piloto en la cronometrada. Partiendo el décimo, el finlandés se defendió como pudo, pero en la cuarta vuelta fue obligado por el equipo a ceder el paso a Hamilton. Al final, la estrategia de Kovalainen de ir a dos paradas, no a tres como Hamilton, resultó la buena. Así, se encontró luchando por el podio, pero no logró adelantar a Trulli.
Borrado McLaren, su rival histórico, y con los BMW en evidente inferioridad por problemas en el set-up -Kubica acabó el quinto y nunca luchó por el podio-, la carrera sólo podía animarla Alonso. Sin embargo, el español dejó todas sus ilusiones en el arranque. "Nunca hallamos el mapa electrónico de salida correcto. Y el coche me patinó". Tercero en la parrilla, cedió el paso a Trulli y Kubica. Recuperó el puesto ante el polaco, pero descubrió que no podía seguir al Toyota. Cambió la estrategia de tres paradas a dos, pero el tráfico le perjudicó. Todo le fue al revés.
Con este panorama, la victoria de Ferrari estaba cantada. Y la de Raikkonen, también. Hasta que justo a la mitad de la carrera (36ª vuelta) su coche perdió potencia al quedarse sin el colector derecho. El perjuicio, tanto a nivel aerodinámico como de potencia, fue enorme. Massa le pasó sin contemplaciones. Pero la distancia que le separaba de sus perseguidores era ya tan enorme (alrededor de 30 segundos) que pudo resolver parcialmente el problema y seguir manteniendo la segunda posición. Ahora, Massa lidera el Mundial, pero sólo con dos puntos de ventaja sobre Kubica y cinco sobre Raikkonen. Las pérdidas no han sido excesivas para estos dos. Pero Hamilton comienza a quedarse descolgado.
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