_
_
_
_
Reportaje:EUROCOPA 2008 | Alemania

Jogi y el banco de datos

La personalidad y el método científico de Löw se imponen a los poderes fácticos del fútbol alemán

Ramon Besa

A nadie le sorprendió que, cuando Jurgen Klinsmann anunció que regresaba a su querida California y dejaba Alemania después de situarla en el podio de la Copa del Mundo 2006 como tercera, su sustituto en la selección fuera Joachim Löw. A fin de cuentas, Löw siempre salía a la cancha para los cambios, vestía el mismo uniforme y se le suponía un intervencionismo mayor del que habitualmente se concede a los ayudantes. "Nunca fue un asistente, sino un socio con el que compartía las tareas de responsabilidad", ha precisado ahora Klinsmann, futuro entrenador del Bayern Múnich y cuyo contacto con la nationalmannschaft, la selección alemana, ha quedado reducido a un sms en el que deseaba suerte a técnicos y jugadores en la Eurocopa.

Contrario al grito y a la improvisación, es un extraño en una Bundesliga caduca
Fue despedido del Stuttgart por ser "poco autoritario con sus jugadores"
Pertenece a 'la fábrica de las ideas', bandera del progresismo futbolístico germano
El seleccionador dispone de un equipo que procesa vídeos y revisa las tácticas

Aunque los alemanes se abrazaron eufóricos a la selección jovial que creó Klinsmann, la federación respiró aliviada cuando anunció su salida. El sector más tradicionalista, liderado por Lothar Matthäus, no soportaba a Klinsmann y, por contra, no sentía animadversión hacia Löw por más que uno y otro formaran parte de la misma escuela, de la fábrica de las ideas, como se conoce a los técnicos originarios de la zona fronteriza con Suiza, entre los que también se cuenta Ottmar Hitzfeld, por su progresismo futbolístico. Löw tampoco escapa obviamente a la crítica de los mitos del país. La diferencia es que todavía no le han descalificado y, mientras tanto, se ha ganado el respeto popular.

A diferencia de personajes como Beckenbauer, Müller, Maier, Rummenigge, Netzer, Overath o Magath, futbolistas que popularizaron el juego en Alemania, el currículo de Löw es corto y poco relevante. Ex delantero de equipos como el Friburgo, el Stuttgart, el Eintracht o el Winterthur, se retiró después de que Ray Clemence le partiera la pierna en 1995. Entrenó después a equipos suizos, austriacos y turcos (Fenerbahçe y Adanasport) y dejó huella en el Stuttgart (1996-97) antes de ser despedido por "ser poco autoritario con sus jugadores".

Löw no es arrogante ni populista, sino culto, educado, agradable. Tiene su propia tienda de ropa en Friburgo, le gusta tomar un vaso de vino antes de acostarse y es un buen conversador. Le avala el método frente al grito y la improvisación, circunstancia que le convierte en un extraño frente a los defensores de la nationalmannschaft y de una Bundesliga caduca y sometida a la dictadura del Bayern Múnich. Ocurre que nunca pareció un frívolo ni un revolucionario y, por tanto, los más conservadores aún le perdonan la vida a la espera de los resultados.

De la rugosidad y agresividad de los técnicos alemanes más convencionales se ha pasado a la voz delicada y a la suavidad y, en vez del discurso personal y motivador de Klinsmann, se prefiere el trabajo científico y colegiado de Löw. Nada mejor que su sobrenombre para contextualizar su papel. Le llaman Jogi, se supone que por una cuestión de sonoridad y porque le encantan los juegos antes, después y durante los entrenamientos, y es un buen practicante del yoga. Ayer, por ejemplo, sus futbolistas disfrutaron con sus familias, pasearon después en bicicleta, helicóptero y barco y se divirtieron en un partido de waterpolo.

"A los internacionales les convenía tomar el aire", sentenció Oliver Bierhoff, el manager del equipo, el ejecutivo que negocia los contratos con los patrocinadores y cuida de las relaciones externas, especialmente con los clubes. Bierhoff es uno de los 50 empleados de Bergtour 2008, una especie de empresa que aspira a que Alemania sea campeona de Europa por cuarta vez, con Löw como director. Hans-Dieter Flick, ex jugador del Bayern; el ex portero Andreas Köpke, y Urs Siegenthaler, un ingeniero suizo de 62 años que procesa vídeos y revisa las tácticas, completan el centro de poder. Siegenthaler, por lo demás, ha reunido uno de los mejores bancos de datos de las 30 mejores selecciones en colaboración con los estudiantes de la escuela de deportes de Colonia. Y, naturalmente, la selección cuenta con un psicólogo, Hans Dieter Hermann, y el trabajo físico se inspira en Mark Verstegen, que se alimenta de métodos propios de deportes americanos.

Alemania no es ajena a la metodología que Klinsmann incorporó del fútbol americano y del baloncesto, propuestas que Löw ha perfeccionado con especialistas.

El equipo técnico funcionó como un reloj en la fase de clasificación, Alemania fue la primera selección en sellar su billete para Suiza y Austria y le renovaron el contrato a Löw hasta 2010, de manera que su derrota contra Croacia y su mal partido ante Austria dispararon las alarmas. Hasta Löw perdió por un momento los nervios, fue expulsado del encuentro con los austriacos y, de forma jocosa y anónima, le dejaron un calmante en la mesita de noche antes de enfrentarse a Portugal.

Alemania recuperó su fiabilidad frente al equipo de Cristiano Ronaldo después de que cada uno de los miembros del Bergtour 2008 diera con la tecla. A partir de un 4-5-1, Löw llenó la divisoria con centrocampistas, con Ballack liberado y Schweinsteiger y Podolski atacando por los costados, y Portugal fue abatido por tierra y por aire. Así que Löw pudo celebrar los goles en la jaula de cristal en la que fue recluido con todo el entusiasmo que se merecía un partido de cuartos de final. Alemania mezcló modernidad y tradición, unió a Löw y Matthäus y fulminó a Portugal. Turquía aguarda en las semifinales y pocos alemanes conocen mejor a los turcos que Löw, ex entrenador del Fenerbahçe y el Adanasport.

Joachim Löw, durante un entrenamiento con Alemania.
Joachim Löw, durante un entrenamiento con Alemania.AFP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_