Se llama Isabel y trabaja de cajera

En los ruedos brilla con su arte, y lejos de la plaza rodea su vida de un gran misterio, ¿o es simplemente discreción?

La leyenda que está escribiendo José Tomás en el mundo del toro va acompañada de grandes silencios. Calló cuando se le dijo enfermo y calló cuando se le emparejó con quién sabe quién. José Tomás no se esconde en la plaza y tampoco en su vida cotidiana.

El maestro busca la paz entre corrida y corrida en Estepona, donde se instaló cuando a finales de 2002 decidió retirarse. Allí hace deporte, lee, da largos paseos y juega con su perro. Y junto a él, Isabel. Una mujer discreta que nunca ha hablado de su relación con el maestro, que dura ya seis años. Es más, Isabel intenta seguir con su rutina como si quien tuviera a su lado no fuera un genio, un hombre que cada día se juega el tipo ante un toro y tiene un caché que roza los 400.000 euros por corrida. Isabel sigue a lo suyo, que es su trabajo como cajera en un gran centro comercial de Málaga.

Dicen quienes la conocen que ella es la estabilidad para el maestro cuando la presión aprieta.