Consumo ajustado
El diseño exterior es el mejor gancho del Kuga, pero por dentro es más discreto, parece más un turismo que un 4×4 y hace sentirse en un coche más grande. Incluye detalles a la última, como arranque por botón, y lleva el cambio en la consola para alejar menos la mano del volante. Los mandos no son muy suaves y precisos -el tacto del cambio resulta lento y esponjoso-, pero tiene un puesto de conducción alto, cómodo y con buena visibilidad frontal, aunque conviene adquirir los sensores traseros de aparcamiento (300 euros): la luneta es pequeña y exige aparcar a ojo.
Uno de los 4×4 que menos gastan
El Kuga sólo se vende con un motor 2.0 turbodiésel (136 CV), cambio manual de seis marchas y tracción 4×4 de serie. El conjunto mueve muy bien el peso y ofrece unas prestaciones satisfactorias en ciudad, carretera y campo, porque lleva las marchas muy bien escalonadas. Y sólo
le cuesta un poco lanzarse en quinta y sexta, en especial con las llantas opcionales de 18 pulgadas (350 euros) de la unidad de pruebas, poco recomendables salvo por estética: aumentan los rozamientos y reducen el brío en las marchas largas. Aun así, responde con elasticidad desde bajo régimen, adelanta con soltura para ser un todoterreno y apenas invita a poner la quinta en subidas largas. La mecánica está bien aislada y sólo el embrague resulta brusco y exige tacto para no calarlo al arrancar, al menos en la versión con tracción 4×4.
Pero lo mejor es que es uno de los todoterrenos ligeros que menos gastan: siete litros en conducción suave y algo más de ocho en ciudad y apurando las marchas.
Mejor en asfalto
La tracción 4×4 es permanente e inteligente, y distribuye la potencia entre los dos ejes según la conducción y el agarre del piso. Mantiene como mínimo un 10% de la potencia en el eje trasero, y sólo la reparte al 50% entre cada eje para mejorar la estabilidad y la seguridad cuando se conduce con más dinamismo o se sale del asfalto. La conducción es fácil y se comporta bien en todos los trazados, pero va mejor en carreteras amplias y autopistas. En zonas viradas, la altura de la carrocería y el peso hacen que no sea tan ágil como un turismo de su tamaño, porque acusa más las inercias y balanceos. Pero puede mantener ritmos alegres y es cómodo y seguro en viajes largos. Además, el ESP mejora la seguridad en caso de apuro, y los frenos y el ABS paran con equilibrio, incluso en pisos resbaladizos.
En conducción 4×4, el Kuga permite circular por pistas de tierra, absorbe los baches con solidez y da seguridad, porque es manejable y tracciona bien en terrenos sueltos. Pero tiene menos recursos que otros rivales para superar complicaciones: no incluye bloqueo del diferencial ni control de descenso. Y las protecciones de plástico de la zona inferior de la carrocería son frágiles y tienen tendencia a descolgarse para evitar que se rompan al rozar con el piso.
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