Los populares elogian la etapa de Acebes pero piden pasar página

"Hasta aquí hemos llegado", proclamó Pío García-Escudero, portavoz del PP en el Senado. "Aquí no hemos venido a ganarnos los unos a los otros", advirtió la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. "Tenemos que estar a la altura por encima de algunas actitudes personales", reclamó el ex ministro Federico Trillo. Los tres, al unísono y al inicio del cónclave popular, exhortaron a dejar a un lado el convulso periodo precongresual y se deshicieron en llamamientos a la unidad en torno al liderazgo de Mariano Rajoy, el único modo, aseguraron, de recuperar La Moncloa en 2012.

Trillo: "Los últimos cuatro años han sido los más difíciles de la historia del PP"

Los discursos que pronunciaron Barberá, Trillo y García-Escudero, por este orden, sirvieron de termómetro para medir el estado de ánimo con que arrancaba el congreso. Y a tenor de sus palabras podría resumirse en optimismo. "Llegó el día y llegó con felicidad", señaló la alcaldesa de Valencia, tras unas semanas "duras y difíciles". Barberá fue, sin duda, la que admitió sin tapujos el tortuoso camino que han recorrido los populares hasta llegar a Valencia. El resto fue más sibilino y no tan sincero y explícito en el diagnóstico.

No obstante, las tres intervenciones tuvieron un hilo conductor en torno a dos conceptos, que repitieron hasta la saciedad: unión y fortaleza. Trillo y García-Escudero, además, reivindicaron el legado y el proceder del Partido Popular en estos últimos cuatro años -"los más difíciles de la historia del partido", dijo Trillo-, que van desde la pérdida "contra todo pronóstico" de las elecciones de 2004 hasta hoy. Cuatro años, denunció, de "adversidades, de pérdida de elecciones, de acoso a nuestras ideas y dirigentes, de ruptura del consenso antiterrorista y de los pactos de la Transición y de la mutación de la Constitución".

Pero el PP, se apresuraron a precisar Escudero y Trillo, ha podido superar este lastre a pesar de permanecer en la oposición. Y el nombre de un dirigente resonó en el auditorio como gran prohombre de este "exitoso" periodo: Ángel Acebes, para quien todo fueron parabienes del portavoz en el Senado que provocaron el clamor de los compromisarios. García-Escudero le definió como un "ejemplo de entrega, integridad, lealtad, trabajo y abnegación" y como el artífice de "la cohesión" del partido.

La mención a Acebes le sirvió a Escudero para alertar a la dirección de que, además de "mirar" y afrontar "los retos" del futuro, no debe caer en la tentación de proscribir el pasado ni olvidar el capital acumulado. "No hay nada que derribar, nada que arrinconar, nada a lo que renunciar, porque de lo que se trata es de mejorar, perfeccionar, de fortalecer debilidades y de consolidar fortalezas", avisó.

E intentó aleccionar sobre la estrategia de futuro. Señaló que la política económica debe centrar los esfuerzos del PP en esta legislatura y, sobre todo, desde una actitud dialogante no sólo con el PSOE sino con el resto de formaciones políticas. "Nosotros, a diferencia de otros, nunca hemos sido una formación de cordones sanitarios ni Pactos del Tinell", en referencia al primer pacto del tripartito catalán que vetaba cualquier acuerdo con los populares. Y añadió dos recetas más: coherencia y eficacia en la comunicación.

Nada dijo Escudero sobre la base ideológica del PP, que tantos debates ha suscitado en el seno de la formación después de que Rajoy se aventurara a abanderar el "centro-reformista". Fue Rita Barberà la que se atrevió casi en los mismos términos que su jefe de filas: "Defensa de la libertad, la justicia, la igualdad y la Constitución, desde una posición política de centro, que cree en las reformas para mejorar la sociedad, que asume la tradición liberal (...) y que tiene en el diálogo y la moderación sus mejores medios".

Un futuro que, como el resto de oradores, la alcaldesa de Valencia y anfitriona del congreso, invitó a afrontar desde "el orgullo" de los gobiernos de José María Aznar, todavía ausente en aquellos momentos de la sala, pero con grandes dosis de "renovación" y una vez "sumadas las leales y enriquecedores discrepancias".

Todos los oradores hicieron causa común con el liderazgo de Mariano Rajoy a quien proclamaron como el candidato a la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales, obviando cualquier eventual proceso de primarias.