Suecia permitirá espiar sin orden judicial llamadas y mensajes electrónicos
La oposición afirma que la nueva ley vulnera los derechos fundamentales
El Parlamento sueco ha aprobado una controvertida ley que permite a los servicios secretos rastrear los correos electrónicos, llamadas telefónicas y faxes al extranjero sin una orden judicial. Los críticos afirman que esta disposición, que se enmarca en la lucha contra el terrorismo y entrará en vigor en enero, supone una amenaza para las libertades de los ciudadanos. Se trata de la medida relacionada con escuchas más dura de Europa.
Es comparable al duro y polémico programa de escuchas de EE UU
"Estudiamos llevar esta ley, injusta y controladora, ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo", afirmaba ayer en una entrevista telefónica la diputada Bodil Ceballos, del Partido del Medio Ambiente, que votó en contra de la ley. "¿Cómo es posible que un país como el nuestro, que presume de ser uno de los más democráticos, permita estas cosas?", añadía indignada.
Tras un reñido debate en el Parlamento, los diputados aprobaron el texto el miércoles pasado, mientras en la calle los manifestantes protestaban contra la medida, que comparaban con la novela 1984, de George Orwell, donde un Estado omnipresente controla cada paso de los ciudadanos. Un total de 143 diputados (pertenecientes al Gobierno de centroderecha) votaron a favor. Los votos en contra fueron 138 y vinieron de la oposición socialdemócrata, otros partidos de izquierda y Camilla Lindberg, diputada del Partido Liberal, que forma parte de la coalición de Gobierno. "Estaba sola, pero tenía que votar en contra, porque la ley no hará que mi país sea más seguro, pero sí provocará que la gente tenga miedo de ser espiada", explicaba por teléfono.
La Oficina de Radiocomunicaciones de la Defensa Nacional, integrada en los servicios secretos, será la responsable de rastrear cualquier llamada, e-mail o fax que cruce las fronteras del país nórdico. El Gobierno ha insistido en que las comunicaciones nacionales no serán vigiladas. Pero algunos expertos aseguran que, técnicamente, es imposible diferenciar entre el tráfico doméstico y el internacional. En la actualidad, si la policía sueca sospecha que se ha cometido un crimen, debe pedir una orden judicial para espiar correos y llamadas.
Empresas como Google y el grupo sueco TeliaSonera han afirmado que esta ley es la más dura en Europa, comparable con el programa de vigilancia del Gobierno de Estados Unidos. "Con esta nueva medida, el Gobierno sueco está siguiendo el ejemplo de otros como el chino y el saudí, o el de Estados Unidos", afirmó Peter Fleischer, de Google.
Los partidarios de la ley alegan que es necesaria para combatir el terrorismo. "Si Suecia no está en la lista de los países más amenazados, ¿para qué tanto control?", se pregunta Ceballos. "La ley es absurda y vulnera el artículo 12 de la Declaración de Derechos Humanos de Naciones Unidas", dijo Per Strom, de la Fundación del Nuevo Bienestar, think tank dedicado a la defensa de las libertades. "Creará una sociedad caracterizada por la autocensura y la ansiedad", añadió. La Federación Europea de Periodistas considera que es una amenaza para las fuentes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.