Los signos según Alberto Corazón

Ha pasado 40 años destripando las imágenes. Desvelando su lectura icónica. Separando el arquetipo de la forma para descubrir su significado íntimo. Y todo está en su obra plástica. Alberto Corazón (Madrid, 1942), reconocido diseñador gráfico e industrial, y pionero del arte conceptual en España, pudo repasar ayer su evolución artística en la primera retrospectiva que hace un museo español de su obra plástica. Una evolución con una constante, la semiología, el estudio de los signos en la vida social. Hasta el punto de que sus últimos bodegones, desnudos, esquemáticos, se confunden con paisajes. Y al revés. Dos géneros clásicos diseccionados y reinterpretados.

El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) inauguró ayer Alberto Corazón. Obra conceptual, pintura y escultura 1968-2008, que recoge sus primeras obras conceptuales. Allí está Leer la imagen 1, de 1971, un bosque de cortinas serigrafiadas con imágenes del fusilamiento de un guerrillero boliviano. "Es una pieza que no tenía nombre, la definíamos como ambiente, y ahora la llaman instalación", explica el autor, "desde los setenta no la había vuelto a ver, el plástico con el tiempo cristaliza y se convierte en polvo".

Sus bodegones, esquemáticos, se confunden con paisajes

La muestra también enseña sus primeros documentos, hallados en unos contenedores en Italia tras 37 años ocultos. Son trabajos conceptuales a base de fotocopias, serigrafías y fotografías. A Corazón, autor de logotipos famosos y objetos tan cotidianos como el teléfono Domo, esas primeras obras le traen muchos recuerdos y anécdotas, pero destaca la perplejidad que causaban a los jóvenes estudiantes de bellas artes. "Se lo explicabas y al final preguntaban '¿sí, pero cuál es el original?', no entendían que no las firmáramos ni las numeráramos, se hacían tantas como eran necesarias".

Fernando Gómez Aguilera, comisario de la exposición, explica que en algún momento habrá que integrar en una muestra las dos vertientes creadoras de Corazón, la del diseño gráfico e industrial con la de artista plástico. Pero Corazón no está seguro del resultado: "Vivimos en una sociedad en la que es muy difícil entender que alguien haga bien una cosa, pero que haga ya dos... en España el éxito se penaliza".