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Reportaje:EUROCOPA 2008 | Rusia-Suecia

Hiddink quiere 'pesos pluma'

El seleccionador ruso dirige a los jugadores más ligeros del torneo para imponer su estilo

"Sí, es cierto, ha sido una elección consciente: he buscado jugadores ligeros, rápidos y buenos técnicamente para imponer mi estilo", confesaba ayer Guus Hiddink, a la salida del estadio Tivoli, de Innsbruck, vestido con el chándal gris de Rusia, después del entrenamiento. "Ya no quedan troncos de dos metros de alto, y metro y medio de ancho. ¡No me sirven!", abundó sonriendo el seleccionador de Rusia, sin saber que, efectivamente, su equipo es el más liviano de la Eurocopa: sus chicos pesan 72,9 kilos de media por los 80,1 kilos de los griegos, los más pesados. España, con 73,1 de promedio, sigue la estela de los rusos.

Ante la "experimentada Suecia", Hiddink apostará una vez más por un fútbol "colorido". ¿Jugará Arshavin, el 10 del Zenit de San Petersburgo que ya ha cumplido los dos partidos de sanción? "Como se dice en valenciano: Vorem", contesta el preparador holandés, que afirma con la mirada pícara: va a debutar una de las sensaciones de la temporada. "Quiero que mis jugadores sean activos, no reactivos", recita Hiddink al menos en cuatro idiomas: inglés, alemán, holandés y castellano. Así ha sido a lo largo de su carrera como entrenador, en la que ya lleva 26 años, desde que empezara en el De Graafschap holandés en 1982.

Rusia es el conjunto más liviano con 72,9 kilos de media por futbolista
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Suecia en Austria y Suiza

A los 61 años, se ha convertido en un especialista en exprimir a selecciones modestas a las que ha transmitido, además de resultados, un modelo a seguir. Un estilo. Antes de Rusia, dirigió a Australia en el Mundial de Alemania 2006, eliminada por Italia en octavos de final tras un penalti muy discutible con el que el árbitro español Medina Cantalejo favoreció a los italianos en el último minuto: una caída de Grosso en el área. Tras marcharse de Australia, Hiddink legó dos herencias muy apreciadas en los aussies: su discípulo Pim Verbeek como seleccionador, y la petición aceptada por la FIFA de disputar la clasificación para el Mundial de Suráfrica 2010 en el más competitivo grupo asiático y no en el de Oceanía. En los dos Mundiales anteriores, Hiddink alcanzó las semifinales primero con Holanda, en 1998, y después con Corea del Sur, en 2002. Su primer gran éxito se remonta a la noche de los tiempos: la Copa de Europa del PSV Eindhoven en 1988, ésa que el Madrid de la Quinta del Buitre creía predestinado a conquistar.

Rusia nunca ha alcanzado una segunda fase en un gran torneo desde la ruptura de la Unión Soviética. "Aún somos muy inocentes, como demostramos ante España (1-4)", reitera el preparador holandés, que trata a sus jugadores como si acabaran de salir del parvulario. "Les pongo una tarea y si la cumplen, los recompenso", explica y tuerce el gesto cuando le comunican que Bilyaletdinov y Torbinskiy corrieron 12,5 kilómetros ante Grecia. "Demasiados. Sería mejor que corriéramos menos pero mejor". Mientras, los futbolistas aceptan las lecciones del profesor. "Aprendemos cada día para estar al más alto nivel", apunta el capitán Semak, de 32 años.

Con el tiempo y las exóticas experiencias, Hiddink ha acentuado su lado pedagógico. En los años 80, no era así, según recuerda Fernando Gómez, entonces capitán del Valencia. "Él partía de que el jugador de Primera ya debía tener unos conocimientos que el entrenador no debía estar repitiéndole. Las charlas duraban cinco minutos". Lo que no ha cambiado es su fama de indolente. "A pesar de que decían que trabajábamos poco, yo estuve con él dos kilos por debajo de mi peso", recuerda Fernando, reafirmando lo que le ha sucedido al delantero Pavlyuchenko, que ha perdido cuatro, según confesó ayer el segundo entrenador de Rusia, Igor Korneyev. "Pavlyuchenko era un poco perezoso", remacha Hiddink, autor de una Rusia de peso pluma.

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