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Reportaje:EUROCOPA 2008 | España, en cuartos como primera de grupo

El abrazo de Innsbruck

La celebración de los jugadores tras el gol de Villa a Suecia pone de relieve la sensación de unidad que transmite el grupo de Luis

El 19 de mayo de 2006, en el estadio Gottlieb-Daimler, de Stuttgart, España y Túnez se enfrentaron en el segundo partido del Mundial. España, que había goleado en el primero a Ucrania (4-1), perdía en el minuto 70 por 0-1. En el 71 empató Raúl, que, por inercia, llegó hasta el banderín de una esquina, besó su anillo, miró al banquillo y salió como una bala. Le recibió Cañizares y se abrazó a Míchel Salgado. Los restantes suplentes lanzaron un par de palmaditas sobre el 7 que lucía a la espalda y alguna mano en la cabeza.

El sábado, Villa le dio la clasificación a España en Innsbruck en el minuto 92, ante Suecia, y salió como una flecha hacia el banquillo. Quien le recibió fue Reina, que le estrujó fuerte con esos brazos que parece que no tienen fin. Desapareció el 7 envuelto en un amasijo de cuerpos y hasta Luis se sorprendió a sí mismo festejando como no acostumbra: "Me emocioné al ver la reacción del banquillo. Reconozco que ha sido una reacción impropia de mí". Se emocionó al comprobar que todo lo que se hablaba del grupo se convirtió en foto.

Raúl, en Alemania, recibió palmaditas. Villa fue sepultado por un amasijo de cuerpos
Palop: "Éste no es un grupo que pierda el tiempo en tonterías. No hay figuritas"
"Sólo he tratado de decirles que es básico que se respeten unos y otros", afirma Luis
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Del toque al gol

Entre una y otra escena median dos años y un vestuario nuevo por mucho que hasta 13 jugadores repitan. Dice Luis que ser seleccionador no tiene nada que ver con ser entrenador de club y hasta reconoce que la experiencia de Alemania, en 2006, le ha hecho recapacitar en muchas cosas al plantearse la cita de la Eurocopa. Al respecto, Luis habla del plan de trabajo en público: "La planificación está basada en microciclos de cuatro días: recuperación, descanso, trabajo y partido. De lo contrario, sería insoportable".

Hace dos años se le hizo insoportable por otras razones que remiten al mal funcionamiento del colectivo. Luis tomó nota y obró en consecuencia, aunque no detalla cómo ha conseguido que sus jugadores piensen como grupo. "Lo que hay es buena gente", resume uno de los colaboradores de Luis, que bromea: "Futbolistas, pero buena gente".

Según Casillas, capitán en su primera gran cita, "es mérito de Luis". "Él ha marcado el camino y ha conseguido un equipo que juega para ganar, que vive en un ambiente sensacional, que comparte... No lo dudes, lo que se ve en el campo es el reflejo del trabajo que se hace dentro", explica. "Luis me encanta. Es un hombre de códigos que contagia. En este equipo nadie es más que nadie. No hay nadie que sobresalga. Vamos todos a lo mismo", argumenta Xavi, uno de los veteranos, que detalla: "La mayoría del equipo llevamos mucho tiempo juntos, tenemos una edad parecida... Pero el primer culpable es el míster porque es justo y ha conseguido que todos nos sintamos importantes. Eso, en un equipo, es fundamental". "Somos un grupo de gente con muchas cosas en común y eso ayuda a la convivencia", asegura Torres, involuntario protagonista de una polémica menor. "Que un jugador se enfade porque le cambian es normal. No afectó para nada el grupo", asume Navarro, uno de los nuevos. "Es un buen grupo. La sensación que tienes cuando llegas es que hay buen rollo y que eres uno más. Y eso es de agradecer", reconoce el lateral.

"Éste no es un grupo que pierda el tiempo en tonterías. Sabemos por qué estamos aquí, sabemos qué queremos y sabemos que sólo hay un camino", alega Palop, uno de los últimos en llegar, que destaca "la naturalidad" con la que se está viviendo el campeonato. "No hay figuritas ni jugadores que se crean más importantes. Los chavales empujan fuerte. Hay muy buen rollo", dice.

Con el equipo clasificado primero de grupo, Luis reiteró ayer su intención de dar entrada contra Grecia a los jugadores que menos minutos han actuado o que no se han estrenado: "Hay algunos, como Silva, que han corrido todo y se merecen un descanso".

"Los resultados son otra razón del buen ambiente", esgrimen desde el cuerpo técnico. Casi se pierde en la memoria la última derrota de la selección, contra Rumania el 15 de noviembre de 2006. Desde entonces, 15 victorias y dos empates mantienen invicto a un equipo que ha crecido alrededor del entrenador en momentos complicados, como sucedió con Javier Clemente en 1994 y 1996, pero que, a diferencia de aquel grupo, mantiene una relación mucho más distendida con el entorno. "Yo sólo he tratado de influirles en algunos conceptos que considero básicos, como el respeto que se deben tener unos a otros; que sepan, porque lo considero fundamental, que el compañero está siempre a tu lado; que pueden contar los unos con los otros porque eso, entiendo, hace fuerte a un equipo", sostiene Luis, convencido de que los jugadores "lo han entendido y funcionan solos".

La ausencia de un líder -"el líder somos todos, el líder es el grupo", repite Puyol- puede influir en esa sensación de que el equipo vive relajado. Los colaboradores de Luis destacan que el grupo tiene muchos recursos a la hora de lanzar mensajes, dentro y fuera, o activar mecanismos de defensa cuando suena una alarma de alerta. Uno de los veteranos en la selección lo resumió ayer con sencillez: "Hay muy buen ambiente porque se ha juntado muy buena gente".

Raúl se abraza a Cañizares tras marcar contra Túnez en el Mundial de Alemania 2006.
Raúl se abraza a Cañizares tras marcar contra Túnez en el Mundial de Alemania 2006.RICARDO GUTIÉRREZ
Sergio García, Albiol, Palop, Silva y Cazorla abrazan a Villa tras su gol a Suecia.
Sergio García, Albiol, Palop, Silva y Cazorla abrazan a Villa tras su gol a Suecia.ALEJANDRO RUESGA

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