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Reportaje:EUROCOPA 2008 | España, en cuartos como primera de grupo

Del toque al gol

Con Villa y Torres, dos puntas voraces, España encuentra en la pegada otra seña de distinción

José Sámano

La España del toque sutil ya tiene otra seña de distinción: la pegada. Mucho habría que bucear en el panteón del fútbol español para encontrar una pareja tan complementaria, en tal estado de madurez y en pleno éxtasis como la que forman Fernando Torres y Villa. Por ahora, aunque sólo lleven dos partidos en la mochila, ellos son la pareja de la Eurocopa, quienes más han contribuido a contener ese pesimismo que la selección española tradicionalmente interioriza hasta el hueso.

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Con sólo dos asaltos disputados, España no tiene que verse en el podio, pero tampoco olvidar que Villa y Torres son hoy motivo de desvelo para cualquier adversario. No son pocas las selecciones que han alcanzado el Everest por la senda de un delantero enchufado durante un par de semanas. La Italia de Paolo Rossi en 1982, por ejemplo. Los goleadores no se bastan por sí solos, pero, a falta de zagueros con jerarquía, España tiene un racimo de asistentes incomparables. Y no hay mejor defensa que el gol. El extremista de Villa a Suecia tiene mucho calado, trasciende su valor resultadista.

Villa y Torres, que se elogian mutuamente siempre que pueden y que se buscan para los festejos comunes tras cada gol, aceptaron un reto que delata su voracidad. En el último instante, con el depósito justo y el encuentro anestesiado, los dos acudieron a por un largo servicio de Capdevila. Sólo algún alemán de cuatro puertas habría aceptado el reto. Torres no alcanzó la pelota. Villa, sí. Pudo buscar una acción convencional, como provocar una falta, un saque de banda o un córner con el que ganar tiempo. De la jugada no cabía esperar nada, salvo un revolcón del asturiano al estrellarse con los pugilísticos centrales suecos. Pero Villa, como le habría ocurrido a Torres, metaboliza el gol en cualquier situación. Siempre está dispuesto, no concibe otro destino, no entiende este juego de otra manera. La jugada no sólo subrayó las cualidades del ariete valencianista, sino el estado anímico de los dos delanteros. Y del grupo en general, que no hizo camarillas durante los festejos.

En el archivo del fútbol español hay numerosos capítulos dedicados a la falta de sociedades ofensivas. Ha sido tradicional la dificultad de encontrar escoltas adecuados para Santillana, Quini, Butragueño o Raúl, por citar los casos más significativos de los últimos 30 años. Indiscutibles ellos, a su lado el puesto salía a subasta y la noria con los aspirantes giraba sin parar. O se solapaban o les llegaba el turno a destiempo, como a Torres y Raúl, un niño y un pretoriano que en Portugal 2004 se despeñaron juntos en el único partido que compartieron titularidad, en la eliminación ante los anfitriones en Lisboa. Tampoco hubo la química esperada dos años después, cuando en Alemania el liderazgo de Raúl, más capitán que futbolista, resultó volcánico y meses después Luis Aragonés, contrario a compartir el mando, precipitó su exilio.

Esta vez, Villa, un goleador puro que en esta selección encuentra el respaldo que no ha tenido en el caótico Valencia de este curso, y Torres, matriculado con éxito en la exigente Premier, han despegado juntos, en un momento de forma extraordinario y al amparo de un grupo sin caudillajes. Ellos, bien arropados dentro del campo, son un motivo para el optimismo. El pozo se puede secar, pero hasta entonces, con cautelas, España debe creérselo. Tiene toque y tiene gol. Se ha ganado una semana de descanso y el respeto de sus rivales. Otros, como Grecia, campeón vigente, ya están en la sala de embarque camino de vuelta. Como le sucederá mañana a Italia o Francia, un día después de que hoy Alemania se haya visto exigida por Austria. En el horizonte español están Villa y Torres. Tan bendecido está el primero que, en plena glorificación personal, ya tiene a su Sporting en Primera junto al Málaga.

Villa salta sobre Torres tras marcar éste el primer gol contra Suecia.
Villa salta sobre Torres tras marcar éste el primer gol contra Suecia.ALEJANDRO RUESGA

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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