Una avería de Cercanías y el paro de taxis aíslan el aeropuerto de El Prat
Los trenes dejaron de circular de forma intermitente durante todo el día
La huelga de transportistas casi tocó a su fin ayer, pero Barcelona no se libró de las secuelas de la subida del precio de los carburantes. Los taxistas realizaron por ese motivo, desde las 6.00 a las 14.00 horas, una huelga que se agravó por la enésima avería de Cercanías. Un tren sufrió a primera hora un problema técnico entre las estaciones de Passeig de Gràcia y Clot, y causó retrasos de 20 minutos en la línea C-2 y cortes en las líneas C-7 y C-10. Esta última es la del aeropuerto. El fallo causó problemas a millares de pasajeros que se dirigían a El Prat para tomar un vuelo o que acababan de aterrizar en Barcelona. El aeropuerto quedó aislado durante horas: sin trenes, sin taxis y con apenas un autobús para todos los movimientos. Por la tarde Renfe volvía a sufrir otra avería y nuevos retrasos en Cercanías.
Los taxistas pararon ocho horas por la subida de los carburantes
Cientos de pasajeros tuvieron que hacer colas para ir a El Prat
Renfe registró por la tarde un nuevo incidente al fallar la catenaria
"Siempre hay lío los viernes, pero hoy ha sido un caos", explicó sonriendo un conductor del Aerobús cuando se disponía a relevar a un compañero en la plaza de Catalunya, viendo la larga fila de turistas que aguardaban resignados a subir al autobús. El paro de los taxistas sólo lo secundaron tres organizaciones del sector, pero el impacto de la huelga fue enorme. La Generalitat y el Ayuntamiento han aceptado esta semana repercutir la subida del precio del gasóleo cuando se revisen las tarifas. Pese a ello, la huelga tuvo un seguimiento del cien por cien, según Miguel Tomás, presidente del Sindicato del Taxi de Cataluña (STAC). El paro culminó con una marcha lenta de 45 taxis que fueron por la Ronda Litoral hasta la Delegación del Gobierno. "Hemos querido hacer la huelga en viernes porque no tenemos las mismas reivindicaciones que los transportistas, aunque tenemos cosas en común", dijo Tomás.
Si las colas para tomar el autobús eran largas en la estación de Sants, no lo eran menos en el aeropuerto. La avería de la línea C-10 dejó los dos centros con graves problemas de comunicación. "Voy a perder el avión si no sale ningún tren en breve", se lamentaba un viajero en la estación de Renfe de El Prat de Llobregat, última parada de los trenes antes de llegar al aeropuerto. Las carreras para no perder el avión eran escasas en las terminales, aunque algún rezagado pasó apuros para llegar a tiempo a su vuelo. Por lo demás, el movimiento propio en víspera de fin de semana.
Pocos taxis estaban activos en el aeropuerto. En las paradas de las terminales B y C no había ninguno. Los huelguistas se dejaron ver a primera hora de la mañana y, pese algún grito aislado, se dedicaron a informar. "Los piquetes han sido muy amables, hay que decirlo", reconocía Mari Pascual, una de los pocos taxistas que trabajaban ayer; eso sí, a escondidas y fuera de las paradas reglamentadas por miedo a represalias. "Yo entiendo las reivindicaciones, pero sólo es mi tercer día en el trabajo y tengo que salir", confesaba.
Sólo en la Terminal A la parada de taxis estaba activa. Con cuentagotas, unos pocos vehículos llegaban para recoger viajeros. Entraban y salían con rapidez, mirando a los lados a la espera de recibir la reprimenda de algún piquete: ni rastro, sólo algún grito a primera hora. La actividad de estos taxis mareó a los informadores, que no daban abasto. "Llevo desde las seis de la mañana sin parar. ¡Y no me hacen caso", lamentaba una. Muchos viajeros extranjeros hacían caso omiso de ellos y optaban por marcharse en taxi. "Van saliendo taxis, prefiero esperarme y coger uno", explicó Scott Royes, un viajero israelí, que acababa de llegar de Estados Unidos y quería evitar riesgos. "¿Y si me equivoco de autobús?", decía.
A mediodía, cuando el ritmo de vuelos bajó, las colas menguaron. A las 14.00 horas, los taxis volvieron a la normalidad. No lo hicieron así los trenes de Cercanías de Renfe: pese a que la avería que afectó a primera hora de la mañana a la línea del aeropuerto se solventó a mediodía, a las 16.00 horas un nuevo incidente, esta vez entre L'Hospitalet de Llobregat y la estación de Sants de Barcelona, causó problemas en todas las líneas de Cercanías. Los viajeros del aeropuerto sólo disponían de un tren lanzadera desde El Prat de Llobregat y un autobús que salía de la estación de Francia y moría en el aeropuerto. Peor era la situación en las otras líneas. Por el tramo averiado, entre Sants y L'Hospitalet, circulan convoyes de todas las líneas excepto la C-10 -la del aeropuerto, que también quedó afectada por la avería- y la C-4, la que une Vilafranca del Penedès con Granollers, y la avería afectó a la mayoría de los trenes. La línea C-1, que enlaza Molins de Rei y Tordera, finalizaba su recorrido procedente del Maresme en la estación de Francia. Los trenes de la C-3 terminaban en Montcada i Reixac su trayecto desde Puigcerdà, y la C-7, que une Martorell y L'Hospitalet pasando por la Universidad Autónoma, moría en Sant Andreu.
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