Fracasa la moción de censura contra el alcalde socialista de Calvos de Randín
Una multitud impidió la entrada al pleno a los cinco concejales tránsfugas
Los cuatro concejales del PP de Calvos de Randín que se pasaron al grupo de los no adscritos con el tránsfuga del PSOE, José Manuel Andrade, para arrebatarle la alcaldía al socialista Aquilino Valencia, no consiguieron que prosperara ayer su moción de censura. Una multitud, entre la que había concejales y alcaldes del PSOE de toda la provincia, que ocupaba las dependencias de la casa consistorial se lo impidió en un ambiente de guerra campal que acabó con denuncias cruzadas de los dos sectores por agresiones.
Un notario contratado por los tránsfugas registraba los insultos
Los tránsfugas intentaron acceder al pleno, convocado para las 12 del mediodía, pero resultó imposible. "¡Que dice el alcalde que les dejéis pasar!", gritaban los vecinos que se apiñaban en el rellano del edificio y que habían estado insultándoles las horas anteriores.
"Pues es que no cabemos, es imposible", contestaban los que se apretujaban en las inmediaciones de la puerta entre gritos de "carroñas, no os queremos" y "Andrade, ¿por cuánto te vendiste?", dirigidos a los tránsfugas mientras un notario contratado por éstos registraba los hechos. "A ver, pasad, cobardes", les invitaban.
Como no pudieron acceder, el pleno se celebró sin ellos y la moción fue rechazada por todos los asistentes que habían tenido la precaución de entrar al edificio antes de las 10 de la mañana junto con el vecindario y cargos socialistas. Algunos vecinos habían pernoctado incluso en las dependencias municipales para garantizarse la custodia del inmueble. "Yo no echo a nadie del Ayuntamiento, es la casa de todos", justificó más tarde el regidor.
A las 10.30 habían intentado también acceder los cuatro ex ediles del PP y el tránsfuga del PSOE. Pero acudieron pertrechados por una docena de guardias de seguridad privados encabezados por un policía municipal de Celanova, en donde gobierna el PP. "Es un hombre de confianza del presidente provincial, José Luis Baltar, lo que evidencia quién está detrás de esta moción de censura", comentaba un portavoz del PSOE.
La presión entre los guardias de seguridad y el vecindario desató la batalla. Hubo lanzamiento de huevos, se tiraron petardos y en el forcejeo una mujer del pueblo perdió un diente y un representante del PSOE orensano acabó con un labio roto. Los concejales del PP salieron del tumulto bañados en huevo. Unos y otros acudieron a presentar denuncias por agresiones.
Los tránsfugas se plantaron en el cuartelillo de la Guardia Civil para pedir que les custodiaran al salón de sesiones. Pero desde la subdelegación del Gobierno se les dio orden a los agentes de acompañarles sólo hasta la puerta. Pusieron la denuncia y aprovecharon para denunciar por "un presunto delito de prevaricación, del que tenemos pruebas" al alcalde socialista al que pretendían censurar.
El grupo de los tránsfugas aguantó el chaparrón de insultos hasta las 12.50, hora en la que abandonaron el entorno del Ayuntamiento. El alcalde, muy emocionado, salió a las 13.15 acusando de provocación a los firmantes de la moción de censura por acudir con los guardaespaldas particulares. "Si no fuera así, los vecinos les habrían abucheado igual, pero les habrían dejado entrar", afirmó.
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