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Columna
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Los pactos milagrosos

Los partidos políticos se pasan la vida pidiéndonos a los ciudadanos que votemos en conciencia, pero se les olvida decirnos que ya se encargarán ellos de pactar desde la incongruencia. Traspasado el primer año de legislatura en las corporaciones locales, acabamos de iniciar una segunda fase de apaños en los ayuntamientos y por arte de magia los enemigos de antes son ahora tus socios, tu desleal adversario es tu nuevo compañero de fatigas y donde dije digo ahora no recuerdo que dijera nada. Los cambios en los equipos de gobierno tienen efectos milagrosos. Está por demostrar que beneficie a la ciudad donde ese relevo se produce, pero está acreditado el beneficio que conforta a sus impulsores.

Un ejemplo de que los milagros existen en política ha sucedido en Ronda. Lo que no fue capaz de unir ni Zapatero ni Chaves ni la ejecutiva de Málaga lo ha conseguido un pacto de gobierno. El Partido Socialista de la ciudad del Tajo ha encontrado un sorprendente pegamento para unir sus facciones. El mismo que ayudó en su día a separarlos: el alcalde del PA, Antonio Marín Lara. Este personaje ha logrado algo que parecía imposible, que los dos sectores enfrentados en el socialismo rondeño se integraran y todos -críticos y oficialistas- se aliaran con el PA para formar un gobierno conjunto. Pero no sólo eso, también ha logrado que los dos sectores del PSOE consensuaran un pedazo de lista única para repartirse las delegaciones de gobierno. Sin alternativa y con unanimidad en el reparto de los sillones. Y supongo que no ha sido fácil, ya que apenas una semana antes resultó bastante complicado ponerlos de acuerdo en la elección de compromisarios al congreso federal, regional y provincial, cuya lista se repartieron para poder luego votar por separado.

La figura de Marín Lara se ha agigantado con esta operación. El inductor de este milagro en el socialismo rondeño ya fue socio del PSOE en 2003 y no parecía de fiar. Transcurrido un año de gobierno conjunto presentó una moción de censura y quitó a la alcaldesa socialista, con el apoyo del PP y del Grupo Independiente Liberal, en la única localidad donde el GIL mantenía sus siglas. La pérdida de la alcaldía destapó la caja de los truenos en el PSOE local, que llegó dividido a las elecciones municipales y enfrentado en dos bandos irreconciliables que hizo necesaria incluso la intervención de la ejecutiva regional, que impuso una candidata y una lista distinta de la aprobada en la asamblea.

Todo este conflicto se ha disipado como el humo. Y ahí están ahora los socialistas pactando con el partido que los desalojó de la alcaldía apoyándose en el GIL. Y ahí están los ediles del PSOE dentro del gobierno local, escondiendo cada enfrentamiento personal entre ellos debajo de la alfombra del despacho. Parecería que es imposible el más difícil todavía. Pues se equivocan. Uno de los argumentos esgrimidos por el alcalde Marín Lara para romper el pacto de gobierno que tenía con el PP y abrazarse ahora al PSOE, ha sido la tardanza en la aprobación del PGOU de la localidad. El pacto también ofrece una solución para esta demora. El nuevo concejal de Urbanismo de Ronda será Juan Fraile, que compaginará su nuevo cargo con otro que ya tenía. Fraile es eurodiputado socialista en el Parlamento europeo y resulta evidente que dispondrá de más tiempo que el anterior concejal del PP para sacar adelante este proyecto que iba tan lento. O por lo menos, si no más tiempo al menos sí más perspectiva, ya que podrá dirigir el plan general desde Bruselas. El PSOE debería fichar a Marín Lara, el inductor de este milagro en el socialismo rondeño. Él, cuentan, estaría encantado, sobre todo después del relanzamiento del PA en el congreso de este fin de semana. Un partido que ha cogido impulso para llegar más rápido al próximo batacazo.

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