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Reportaje:Las caras de la crisis

Días de junio al sol de la Bahía

La plantilla de Dragados se toma vacaciones forzosas por la falta de un contrato

Hasta el 16 de junio serán unas vacaciones. Pero después de esa fecha no volver a la empresa significará que se han quedado sin trabajo. Más de 600 empleados de Dragados Offshore en Puerto Real (Cádiz) descansan estos días forzosamente porque el principal contrato que tenían, la construcción de parte de un barco de perforación petrolífera para una compañía noruega, se ha paralizado por la crisis que atraviesa esta empresa escandinava. "Son días de mucha incertidumbre", reconoce Luis Aragón, trabajador fijo en la planta desde 1995. "A la familia no les decimos nada para no preocuparles", admite.

La dirección de Dragados no da por perdido definitivamente este contrato que iba a posibilitar picos de hasta casi 2.000 empleos. Pero reconoce la extrema dificultad del momento. El 16 de junio 200 eventuales serán contratados para construir los cajones del segundo puente sobre la bahía de Cádiz. Esta faena no absorberá todos los puestos que iba a crear el encargo noruego. "No sabemos qué pasará con el resto", añade Manuel Rodríguez, empleado desde 2002.

Los trabajadores quieren creer en los compromisos de Dragados, cuya dirección les comunicó el pasado viernes que mantiene las esperanzas de conservar el proyecto noruego mientras busca cerrar otros contratos. Esa fe se basa en malas rachas anteriores. "Hace dos años hubo vacaciones también para muchos de 90 días. Pudieron haber hecho una regulación de empleo pero no la hicieron", explica Antonio Baena, empleado desde 1996. Con todo, la mayor parte de los operarios de la factoría de Puerto Real son eventuales, que son absorbidos en función de los proyectos. La plantilla fija apenas supera los 200 trabajadores cuando hay momentos de carga para más de 1.000 personas.La plantilla fija de la factoría de Dragados Offshore en Puerto Real (Cádiz) apenas supera los 200 trabajadores cuando hay momentos de carga de trabajo para más de 1.000 personas.

"Es una forma de solventar estos tiempos de crisis", justifica Antonio Baena. Este empleado quiere confiar en las buenas intenciones de la dirección de la empresa pero teme que la crisis industrial acabe afectando a uno de los últimos reductos que se resistían en la bahía gaditana. "Ha pasado en Delphi, en Airbus también han sufrido apuros, están los de la construcción, también la subida del gasoil y tememos que ahora nos toque a nosotros", lamenta.

Los miembros del comité de empresa también están de vacaciones forzosas pero en realidad no paran de trabajar. "Tratamos de ir todos los días a la empresa para enterarnos qué va a pasar", explica Juan Antonio Guerrero, de UGT. El secretario provincial del metal de UGT, Braulio Martínez, augura días difíciles. "Seguimos con la esperanza de que el proyecto pueda salir adelante porque hay muchos puestos de trabajo pendientes. Si no se resuelve, de aquí a corto plazo puede ser un conflicto bastante importante en la bahía y eso es lo penoso porque estábamos remontando".

Dragados espera contratar en agosto la construcción del proyecto Castor, el que será el mayor almacenamiento submarino de gas en España. Puerto Real aspira a construir la plataforma de extracción e inyección en el mar de esta gigantesca obra. El encargo debe ser publicado en el Boletín Oficial de Estado, tras haber sido ya aprobado en Consejo de Ministros. La dirección de la fábrica aguarda firmarlo en agosto, lo que daría trabajo a toda la plantilla durante unos 18 meses a partir de enero de 2009. Se sumaría a los 400 puestos que el segundo puente sobre la bahía gaditana creará por seis meses. "Yo trabajo en la sección corte y es la primera fase de todo proyecto", explica Manuel Rodríguez, empleado eventual, quien tiene esperanza en ser uno de los primeros llamados para regresar de su descanso obligado. "Ahora mismo somos muchos y, según nos dice la empresa, el índice de eventualidad va a bajar bastante", añade.

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La empresa deberá elegir ahora quién entra y quién no. "Dependerá de las necesidades concretas de este contrato", detalla Juan Antonio Guerrero. "Si el comienzo de la obra es calderería, llamarán a caldereros. Pero lo que es seguro es que no habrá para todos y eso es lo que nos preocupa realmente", lamenta el sindicalista. El problema son los meses que muchos trabajadores pueden quedarse en vacío hasta que el trabajo sea suficiente. El temor principal es que las vacaciones forzadas se conviertan en días de paro.

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