_
_
_
_
_
Reportaje:

Turquía, 20 desconocidos y un autobús

Del Egeo a Capadocia, prisas y paisajes mágicos en un viaje organizado

Patricia Gosálvez

Es una llamada desesperada. "Ocho días, dos personas, 1.000 euros por persona. Donde sea". El destino es lo de menos cuando quedan cuatro días para las vacaciones escolares. La llamada al 902 de una puntocom especializada en paquetes turísticos es nueva para mí. La primera sorpresa se llama Merche y está al otro lado del teléfono, es comprensiva y paciente. "Donde sea... veamos, ¿Praga? Demasiada gente. ¿Noruega? Mucho frío. ¿Cuba? Muy lejos. Está el paquete Grecia maravilla inmortal...", "¿Estás de broma, Merche?", etcétera. Al final, un paquete cumple las condiciones y tiene un nombre digno: Turquía al completo. Hemos descartado Siria secreta, Delicias de Túnez, Egipto mágico y todos los paquetes con "mágico" en el nombre. "Tranquila", dice Merche, "es un grupo reducido; sólo sois 20". Glups.

Los dos kilómetros de ruinas en la ciudad de Éfeso conservan maravillas como el Templo de Adriano
El guía durante todo el viaje, Mehmed, ameniza el trayecto con datos geohistóricos y juegos (hay que saludarle en turco, 'merhaba', para que te eche colonia en las manos)

La segunda sorpresa se llama 796 euros por persona todo incluido. Vuelos, traslados, hoteles de cinco estrellas y pensión completa. Tengo un viaje organizado al milímetro. Sé a qué hora despertaremos cada día, dónde cenaremos, qué visitaremos. Para compensar el agobio de estas certezas, pienso en los 20 minutos invertidos en organizarlo. La documentación llega por mensajero dentro de un bolsito de mano con el nombre del mayorista bordado.

En el vuelo a Esmirna reconocemos una célula de 10 de nuestros 20. Tres parejas de mediana edad y cuatro hijos adolescentes. Glups. Venga: de entrada, mi madre está feliz de que vaya con un grupo, y, además, cerca del 40 % de los viajes al extranjero que hacen los españoles están organizados por una agencia o un operador turístico, según el Instituto de Estudios Turísticos. "En torno al 65% viaja con algún tipo de reserva", explica Ruperto Donat, portavoz de los mayoristas de viajes: "Los paquetes son un sector en constante crecimiento, han democratizado los grandes viajes y proporcionan una garantía total para el viajero".

DÍA 1

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

MADRID-KUSADASI

Dicen que en la antigua Esmirna pudo nacer Homero. "Es el lugar más hermoso del mundo", explica Mehmed, el guía, que nació allí seguro. Los Ulises posmodernos dejamos la ciudad atrás a bordo del autobús medio lleno en el que recorreremos 1.700 kilómetros en siete días. Nos depositan en el hotel como niños. No hay que buscar taxi, registrarse, mirar precios, ni pagar. La única decisión es qué cenar en el bufé y si bañarnos a media noche en las templadas aguas del Egeo (el hotel, a las afueras de la turística Kusadasi, tiene una playita). Al día siguiente nos llamarán a las seis para desayunar, así que decidimos que no.

DÍA 2

KUSADASI-PAMUKKALE

Primera excursión al amanecer. La casa donde pasó sus últimos años la Virgen María (Meryemana, madre del profeta Jesús, para los musulmanes) es una minúscula capilla que se recorre en 30 segundos y recibe un millón de visitantes al año. Mehmed explica que sus tres fuentes dan salud, dinero y amor, pero sólo se puede beber de una, y no dirá cuál es cuál hasta estar de vuelta en el autobús. El grupo corretea en busca de la solución. Buen truco, hay que llegar pronto a Éfeso.

Una de las zonas arqueológicas más grandes del mundo, Éfeso, llegó a albergar a 250.000 romanos. Sus dos kilómetros de ruinas conservan maravillas como el Templo de Adriano o la Biblioteca de Celso. Lo más divertido es pasear por sus calles principales, flanqueadas por templos, tiendas y casas adosadas que miran sin envidia a las de Pompeya, sorteando, eso sí, hordas de ancianos estadounidenses, fashionistas japoneses y grupos de españoles que siguen a un guía armado con un paraguas. El lugar más concurrido son las letrinas públicas para hombres, cerca de las cuales se encontró la famosa estatuilla de Príapo empalmado. Es obligatorio hacerse una foto sentado en uno de los agujeros del banco corrido donde los romanos... eso. Del prostíbulo sólo queda un adoquín (un pie, una mujer y algo parecido a un corazón). "Es el primer cartel publicitario de la historia", presume Mehmed.

En el Gran Teatro, una guía turca se lanza con una balada folclórica. Silencio total, cámaras grabando, aplauso espontáneo. Luego, un español estropea el momento cantando el Chiki Chiki. A la salida hay ristras de puestos de souvenirs; en uno venden genuine fake watches (auténticos relojes falsos).

Todavía no ha atardecido cuando el autobús llega a las piscinas de travertino de Pamukkale, una alucinante cicatriz blanca sobre el valle. "Localización, localización", debieron de pensar los romanos que construyeron sobre estas balsas formadas por una fuente termal calcárea Hierápolis, la gran ciudad-balneario. Los especuladores de los años ochenta pensaron lo mismo, pero sus hoteles pusieron en peligro la zona y fueron destruidos. Hoy, la combinación de las ruinas y el paisaje lunar es sobrecogedora. En este "marco incomparable", de postal, los romanos que no se curaron descansan en una gigantesca necrópolis de tumbas, túmulos, sarcófagos y mausoleos del tamaño de casas, con los bajos teñidos de cal. Con los pies a remojo en la cascada blanca, detrás las ruinas y delante el horizonte, sólo roto por las alas delta, el ocaso se conjura estremecedor. Pero la agenda aprieta; al día siguiente hay que recorrer 600 kilómetros para llegar a Capadocia.

DÍA 3

PAMUKKALE-CAPADOCIA

El autobús, inmisericorde, pasa de largo los parajes en los que nos habríamos detenido de haber ido solos. Las paradas previstas resultan ser outlets de alfombras o joyas que incluyen visitas a los talleres: así se deshilacha un gusano de seda, así se engarza una turquesa... Tienen un punto de parque temático, pero si no compras, al menos aprendes algo.

Mehmed ameniza el trayecto con datos geohistóricos y juegos (hay que saludarle en turco, merhaba, para que te eche colonia en las manos). Y luego está Hodja. Una especie de Esopo devenido en Chiquito de la Calzada, autor de 350 fábulas humorísticas. Al final del viaje crees haberlas oído todas.

Tras una parada en Konya para ver el Museo Mevlana, sepulcro y meca de los derviches giróvagos (y la primera ocasión para mezclarse con los turistas árabes), el viaje continúa con contadas paradas. Siempre hay 11, 13 o 17 minutos. Mehmed permite sólo descansos impares, porque "Alá es uno". "Quedan tres minutos, haz ya la foto". Y, flash, la haces. Por la noche, los turistas podrán ver a los derviches girar en una boîte. En la suite del hotel hay un jacuzzi tamaño familia numerosa.

DÍA 4

CAPADOCIA

En Capadocia sobran los efectos especiales. Es, simplemente, otro mundo. George Lucas pensó en rodar aquí La amenaza fantasma, pero al final eligió Túnez. Capadocia sí fue la localización de Dünyayï Kurtaran Adam (El hombre que salvó el mundo, más conocida como Turkish Star Wars): un dislate de bajo presupuesto con planos robados de la película americana (los del espacio) y secuencias en las que marcianos de carnaval campan por este escenario, tan surrealista que parece posproducido.

Tampoco sorprendería ver aparecer a Pedro Picapiedra por aquí, donde el neolítico entró en Europa. Capadocia sirvió de refugio a los trogloditas, de escondite a los primeros cristianos, de hogar a generaciones de campesinos. En ciudades subterráneas como Derinkuyu, con 20 niveles excavados a 40 metros de profundidad, vivieron miles de personas. Un laberinto de establos, cocinas, criptas, pozos y despensas con las estanterías y el mobiliario excavado en la roca volcánica. Un mundo secreto de pasadizos y torreones naturales que cumple la fantasía infantil de ver un castillo de arena por dentro.

En el imprescindible museo al aire libre de Göreme, uno se pasma ante las famosas chimeneas de las hadas (que, a pesar del femenino nombre, recuerdan sobre todo a la estatuilla de Príapo), y luego se pasma más al descubrir que encierran decenas de iglesias con frescos rupestres, bizantinos e iconoclastas. El paseo en globo por este paisaje loco es caro, pero merece cada uno de los 150 euros. Desde el aire, Capadocia se desparrama como un mar de piedra con cañones, monolitos, pináculos y valles como el de Las Palomas, horadado por los campesinos para recoger el abono de los pájaros. El viajero independiente podría alargar la estancia durante días, hay cientos de rutas de montaña y paseos por la historia..., pero Turquía al completo procede implacable, dejando atrás maravillas sin explorar como las que promete el desvaído extraterrestre que anuncia el Museo de los Ovnis.

DÍA 5

CAPADOCIA-ESTAMBUL

La subida a Estambul cruza medio país, 750 kilómetros, con una breve parada para comer en Ankara. La capital oficial de Turquía queda reducida a una visita al Museo de las Civilizaciones Anatolias. Desde el mirador del restaurante, la ciudad es una visión fugaz que, sin embargo, da fe del contraste y la tensión entre el culto a Atatürk, fundador de la República laica, y el constante canto de los muecines desde las mezquitas.

DÍAS 6 y 7

ESTAMBUL

Al fin, dos días libres en Estambul. La única sorpresa desagradable del viaje es este hotel. Sin el respaldo del grupo, nos colocan en un desvencijado edificio ocupado por comerciantes rusos en un céntrico barrio de tiendas al por mayor, de esos que conviene no pisar de noche. Poco importa. Recorrer la ciudad guiados únicamente por el libre albedrío devuelve la alegría de perderse. Descubrimos así que tras la Torre de Gálata hay un extraño barrio en el que se venden, exclusivamente, lámparas, y acabamos comiendo en el puerto, rodeados de turcos, un bocadillo de pescado y cebolla cruda. Y resulta que está bueno.

Aun así, en Estambul, escapar del flujo turístico es imposible. Hay que coger un barquito por el Bósforo; ver Santa Sofia, la Mezquita Azul y la misteriosa Cisterna de Yerebatan con sus 336 columnas mojadas por el agua. Y cuesta admitir que se echan de menos las explicaciones del guía. Hay que comprar en el Gran Bazar (los mercaderes te entran con un "¡Más barato que en Mercadona!"). Hay que remojarse en el Hamami Cagalolu, donde se rodó Indiana Jones. Es uno de Los 1.000 lugares que ver antes de morir, según el best seller de Patricia Schultz, y aparece el primero en la guía de baños turcos de Lonely Planet, con lo que dentro sólo hay turistas, eso sí, turistas independientes. Hay que cenar y tomar copas en el Çizek Pasaji y Nevizade. Y cuesta admitir que el roce hace el cariño y se echa de menos a algunos compañeros del grupo. Así que quedamos para brindar, despedir un gran viaje y decir eso tan español: "Tenemos que volver a vernos".

Bigotes con denominación de origen. En Pamukkale (en turco, castillo de algodón), las piscinas de piedra caliza y travertino de las  fuentes termales  atraen a los visitantes desde la época griega.
Bigotes con denominación de origen. En Pamukkale (en turco, castillo de algodón), las piscinas de piedra caliza y travertino de las fuentes termales atraen a los visitantes desde la época griega.GONZALO AZUMENDI
En Pasabaglari, Capadocia, la denominada erosión diferencial se percibe en este espectacular grupo de <i>chimeneas de las hadas. </i>
En Pasabaglari, Capadocia, la denominada erosión diferencial se percibe en este espectacular grupo de chimeneas de las hadas. GONZALO AZUMENDI

GUÍA PRÁCTICA

Datos básicos

Prefijo telefónico: 00 90. Moneda: nueva lira turca (un euro = 1,9 liras).Viajes organizadosEl paquete Turquía al completo, del que se habla en el texto, fue organizado por la mayorista Image Tours y adquirido a través de la agencia online Destinia.com. Cuesta desde 877 euros (precio final, incluido el visado) para las salidas los lunes de julio y agosto desde Madrid, más un suplementode 60 euros si el viaje se realiza entre el 28 de julio y el 18 de agosto; con descuento del 5% si el viaje se contrata 45 días antes de la salida.El programa Estambul y bellezas de Turquía, de Transrutas (en agencias), incluye los vuelos chárter desde Barcelona y Madrid (salidaslos miércoles del 16 de julio al 24 de septiembre), traslados, circuito con visitas incluidas por Estambul, Esmirna, Pamukkale, Konya y Capadocia; desayunos en Estambul y pensión completa durante el circuito, y siete noches de alojamiento en hotelesa partir de tres estrellas. Los precios, para las salidas desde Madrid, parten de 707 euros, tasas incluidas.Las mayoristas Catai, General Tours, Politours, Travelplan, Mundicolory Mapa Tours, entre otros, cuentan con ofertas similares.

Visitas

- Capilla de la Casa de María o Mereymana (232 894 10 12). Ladera del monte Coreso (Bülbul Dagi), a siete kilómetros de Éfeso. Entrada: 6 euros. - Ruinas de Éfeso (232 892 60 10). Entrada: 5,50 euros.- Hierapolis y Pammukale(258 272 20 77). Entrada a las piscinas de travertino: 2,80 euros.- Museo Mevlana (312 351 12 15). Konya. Entrada: 2,80 euros.- Ciudad subterránea de Derinkuyu.A 10 kilómetros al sur de Kaymakli. Entrada: 6 euros. No apta para claustrofóbicos.- Museo al aire libre de Göreme.5,50 euros.- Vuelos en globo sobre Capadocia (384 341 56 62; www.goremeballoons.com).Nevsehir. 150 euros, una hora.- Museo de las Civilizaciones Anatolias de Ankara (312 324 31 60; www.anadolumedeniyetlerimuzesi.gov). Entrada: 5,60 euros.

Información

- Oficina de turismo de Turquía(915 59 70 14). Plaza de España 18, planta 3 oficina 3. Madrid.- www.turismodeturquia.com- www.turquia.com.- www.cappadociaonline.com- www.istanbul.com

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_