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Análisis:Cosa de dos
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Miedo

Carlos Boyero

Hablamos con demasiada frivolidad del miedo, esa sensación paralizante y tan temida, condensación de lo peor que te puede ocurrir. En algún sitio escuché que no hay que temer más que al miedo. No era una boutade ni un recurso literario. Y la calle huele a acojone, a perder lo que tienes, a asfixia, a tiempos duros, a desahucio, a depresión, al lado más sombrío de la supervivencia. Lo sufre esa abstracción tan real llamada gente, los que se creyeron razonablemente instalados en los esperanzadores ríos de hipotecas, créditos, posesión y curre fijo. ¿Y qué piensan los sacrificados timoneles del reino sobre las amenazantes uvas de la ira? ¿Les pone nerviosos el griterío huelguista de los que siempre padecen las enigmáticas gripes de la economía? Es improbable que ellos pierdan el empleo, que dependan alguna vez de esas sórdidas empresas de servicios que maquillan la ruina de los eternos esclavos. Su nómina es a perpetuidad, en la cosa pública o en la privada.

Los socialdemócratas están encantados consigo mismos viendo cómo los derrotados lobos con los que se disputaron el pastel se devoran entre ellos por esa razón tan humana de trincar el poder en su europeísta, liberal y centrista (qué jaleo se monta la derecha con sus siglas) partido. Insisten en que no pasa nada, en que todo está controlado, en que los medio pobres y los pobres seguirán protegidos por el filantrópico Estado, un poco felices, comiendo perdices. Dice María Teresa Fernández de la Vega, la fiable vicepresidenta que los ministros están hiperactivos, que trabajan cada minuto (¿No comen, no duermen, no follan?, pregunto), que podemos estar tranquilos, que saldremos todos juntos de la problemática movida porque el Gobierno está ahí. Pues vale. Imagino que los banqueros y los del ladrillo, tan sufridos y responsables, tan masacrados por la crisis en sus siempre socializadas ganancias, le hacen solidarios coros a su certidumbre de salvación colectiva. Y el pueblo, unido...

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