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Reportaje:El estado de la escuela pública

El salto sin red de los colegios hacia el futuro

Los centros públicos se enfrentan a un horizonte de grandes cambios con la modificación legal aún pendiente

La Escuela Pública Vasca tuvo que suspender anteayer la gran fiesta que organiza de forma anual. La lluvia arruinó una jornada dispuesta para contar a la sociedad vasca las bondades de la red pública, que pugna duramente con la concertada por la escolarización de los alumnos. Sin embargo, el momento actual en el sistema educativo es de inquietud ante los cambios que se avecinan y los problemas que está encontrando el Departamento de Educación para llevarlos a buen puerto. El ejemplo más claro y controvertido es el del currículo de la enseñanza obligatoria (los contenidos que deben aprender los escolares entre los 6 y los 16 años).

El proyecto, que reforma el sistema educativo de pies a cabeza, marca las condiciones para alcanzar un bilingüismo real. Y establece que el euskera será en todos los casos la lengua principal en el ámbito escolar, uno de los puntales del proyecto. Pero el caso es que para plasmarlo en algo real, es necesario reformar primero la Ley de Escuela Pública Vasca y la de Normalización del Uso del Euskera para que desaparezcan los actuales tres modelos (en castellano, bilingüe y en euskera) y todo se limite al proyecto lingüístico que fije cada centro, con clara prioridad para la lengua vasca. Es decir, se ha empezado la casa por el tejado. El sistema educativo se ve así impelido a dar un salto para impulsar el euskera, sin que de momento haya red debajo.

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A diferencia de la red concertada, la escuela pública puede encontrar más problemas para ejecutar un cambio de esta dimensión, dado que escolariza a más alumnos inmigrantes, con necesidades educativas especiales y cuenta con centros que sólo tienen el modelo en castellano en zonas castellanohablantes, como la Rioja Alavesa.

El departamento que encabeza Tontxu Campos quería haber puesto en marcha el nuevo sistema que impulse la euskaldunización en el curso 2008-09, pero ya tiene claro que lo dejará para el siguiente. Y los colegios, mientras tanto, están azuzados por el currículo para implantar un proyecto lingüístico de centro, pero a la vez con el sistema de los tres modelos vigente. Éste es uno de los principales quebraderos de cabeza porque toda la oposición no nacionalista, que suma más escaños que el Gobierno, rechaza la reforma, que pretende marcar un nivel de euskera a alcanzar en la Secundaria similar al First de inglés y relegar al castellano.

No es el único frente que tiene abierto el departamento y por extensión la escuela pública. La definición del futuro mapa escolar, que indica el itinerario de centros educativos que debe seguir un alumno según la zona en la que viva, trae de cabeza a las asociaciones de padres y a los directores de los centros públicos. Juan Carlos Adot, presidente de Sarean, la red de directores de centros de Primaria de la red pública, asegura que las circunscripciones de influencia de la pública son "menores" que las de la concertada, con lo que los colegios de esta red tienen más área y pueden hacer una selección de alumnado más grande.

El desarrollo del currículo, que recoge las líneas básicas que regirán la enseñanza del futuro, también está en el centro de la polémica, al margen de su apuesta por el euskera.

Se aprobó en octubre, con el curso ya iniciado, y los centros aún no saben a qué atenerse ni cómo desarrollarlo de la mejor manera. Los docentes echan de menos cursos de formación. Frente a esa agitación, Campos y su departamento reclaman tranquilidad. "El currículo representa una revolución en el sistema educativo, pasar de estudiar contenidos a desarrollar competencias y aprendizajes. Pero su desarrollo es como el de una persona, no es cuestión ni de un año ni de dos. Es una evolución. No hay que ponerse nervioso", ha declarado a EL PAÍS.

Lo que peor lleva el consejero es la sensación de que el currículo se ha quedado en la polémica en torno al euskera, sin apreciar las potencialidades que, a su entender, encierra. "El currículo aborda aspectos clave para la formación de los jóvenes. No sólo hay que quedarse con lo del euskera", apostilla.

Sin embargo, ha sido precisamente la lengua vasca lo que ha marcado los tres años que han transcurrido ya de legislatura. Prácticamente no se recuerda ningún debate sobre educación en el Parlamento en este periodo que no haya guardado relación con el euskera y el uso que se hace de él. ¿Dar más horas de ciencias, qué pasa con el inglés o los resultados en matemáticas de los alumnos? Todo lo sepulta la polémica lingüística.

Para Javier Nogales, responsable de la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras, el sindicato mayoritario entre los docentes, la polémica sobre el euskera se debe a que el departamento "se ha dedicado a marcar su impronta soberanista y, por lo visto, la construcción de la escuela pasa por la construcción nacional".

Y en el horizonte se asoma la Ley del Sistema Educativo, un proyecto recogido en el programa de gobierno del tripartito que muy probablemente no verá la luz en lo que queda de legislatura. Esa normativa está llamada a sustituir a la actual Ley de la Escuela Pública, aunque a diferencia de ésta, recogerá el conjunto del sistema. Uno de sus objetivos es equiparar las dos redes en la cuestión de financiación, siempre y cuando los colegios concertados ofrezcan los mismos servicios que los públicos. Pero ese es un debate aún incipiente, aunque ha suscitado la preocupación de los padres y directores de la escuela pública.

"Lo que hay que exigir al Departamento de Educación", enfatiza Ana Eizagirre, coordinadora de la Federación de Padres de la Red Pública, "es una apuesta por mejorar e incrementar la calidad del sistema público".

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