Un familiar urbano con un consumo muy bajo
Los coches urbanos han estado mucho tiempo casi abandonados por la mayoría de las marcas, pero la escalada del precio del petróleo y los incentivos fiscales a los modelos de bajas emisiones están empujando sus ventas: en 2006 se comercializaron 1.1 millones en Europa, y pronto pasarán de 1.3 millones. El nuevo Opel Agila aspira a cubrir esa demanda y propone una pequeña carrocería monovolumen de cinco plazas y tres pequeños motores, dos de ellos con consumos y emisiones muy afinados que evitan pagar el impuesto de matriculación. Así, además de cumplir muy bien como segundo coche de la familia, ofrece una economía de uso sobrealiente y unos precios asequibles (a partir de 10.000 euros).
Monovolumen de estilo deportivo
El Agila salió en 2000 y se han vendido 440.000 unidades desde entonces. Es el hermano gemelo del Suzuki Splash, con quien comparte toda la mecánica, y los dos se producen en Hungría, en una factoría de la marca japonesa. La base es la del Suzuki Swift, pero vestida con una carrocería monovolumen que permite aprovechar mejor el espacio manteniendo una longitud comedida para aparcar mejor en ciudad.
El nuevo Opel ha crecido en tamaño y ahora mide 3,73 metros de largo, 20 centímetros más que el anterior, pero es también seis centímetros más ancho y, sobre todo, siete más bajo, lo que ha permitido crear una carrocería más baja y equilibrada que rompe con la imagen cuadrada de minifurgoneta que tenía su antecesor. El diseño adopta un estilo más deportivo que busca seducir a los compradores jóvenes. Se aprecia en el diseño elegante y el carácter del frontal, y también en los nervios laterales ascendentes de las puertas y la línea del techo, más bajo y con un trazo en arco que cae por detrás para integrar el portón. Pero lo mejor es que el coche tiene personalidad y cierto gancho, lo que contrasta con la atonía de otros mini monovolúmenes urbanos similares y aporta una aerodinámica muy meritoria para un coche tan pequeño (CX: 0.32).
Interior desahogado y cinco plazas
Aunque el nuevo diseño reduce la altura interior, el Agila es muy ancho y por dentro transmite sensación de amplitud. Los asientos delanteros son grandes y atrás tiene unas puertas altas que facilitan el acceso sin agacharse mucho y ofrece un espacio correcto para las piernas. Pero lo más interesante es que está homologado para cinco plazas, al menos en teoría, porque en la práctica sólo puede alojar con cierta comodidad a dos adultos y un niño, aunque el espacio es más que suficiente para tres niños. No destaca en los huecos para objetos (ver página 15), pero tiene un maletero aceptable.
Estos detalles potencian su funcionalidad como segundo coche familiar con mentalidad urbana, pero el Agila ofrece también un tacto y comportamiento consistentes que permiten viajar, al menos con los dos motores más potentes. Los acabados son económicos, pero es moderno y atractivo por dentro, y sólo una insonorización mejorable penaliza el confort.
Tres motores y dos acabados
La gama incluye tres motores, 1.0 y 1.2 en gasolina (65 y 86 CV) y un 1.3 turbodiésel (75 CV), todos con cambio manual de cinco marchas y el último con un automático opcional de cuatro. Los precios y consumos son ajustados y hay dos acabados. El Essentia tiene cuatro airbags, ABS, dirección asistida y cierre centralizado, y puede añadir un paquete con elevalunas delanteros eléctricos, aire acondicionado y radio-CD (1.100 euros). El Enjoy suma radio-CD con MP3 y mandos en el volante, ordenador de viaje y más detalles. El ESP es siempre opcional (400 euros).
Conclusión
El Opel Agila es un coche urbano de medidas compactas para la ciudad que permite salir también a carretera. Ofrece una imagen moderna y con estilo, un interior amplio con cinco plazas y unos motores eficientes que gastan poco. Y aparte de ser un buen segundo coche tiene unos precios asequibles.
MUCHO ESPACIO EN POCO TAMAÑO
Dentro de su planteamiento económico, el Agila muestra un diseño interior más vistoso y moderno que otros minimonovolúmenes. Aplica plásticos duros en el salpicadero; menos seguros en caso de accidente, pero tienen un aspecto atractivo y, junto a los adornos naranjas de la consola y las tapicerías, alegran el ambiente. Los acabados y ajustes son correctos, e incluye detalles cuidados, como la instrumentación en fondo blanco o la consola central con el radio-CD y la conexión MP3 integrados. Entre las soluciones prácticas destaca la palanca de cambio en la consola, que queda más a mano. Pero lo mejor es la sensación de amplitud, sobre todo por su anchura. Así, ofrece dos asientos delanteros grandes y cómodos, y tres plazas atrás algo más altas, que permiten llevar las piernas en una postura natural. Las puertas traseras son amplias y facilitan el acceso, pero la esquina superior está mal diseñada y es fácil golpearse en la cara al abrirlas. Y aunque incluye una repisa sobre la consola central, otra en la base del salpicadero, bolsas en las puertas delanteras, posavasos y portagafas, faltan huecos atrás. El maletero tiene 225 litros, llega a 1.050 plegando los respaldos e incluye una bandeja bajo el piso. La zaga es original, e integra una luneta ovalada y pilotos muy llamativos.
MÁS CARO, PERO CON AIRE DE SERIE
El acabado Enjoy del Agila turbodiésel es más caro que otros rivales equivalentes, pero, aparte de ofrecer un diseño más moderno y cinco plazas, incluye de serie cuatro airbags, radio-CD y aire acondicionado.El Opel es 3.000 euros más caro que el Twingo, pero éste tiene un interior más austero, viene con dos airbags, y el aire y el radio-CD son opcionales (943 y 302 euros). La diferencia con el Panda y el Picanto baja a 2.500 y 1.800 euros. El Fiat incluye el airbag del conductor, pero el del pasajero y los laterales son opcionales (292 euros todos), como el aire y el radio-CD con mandos en el volante (820 y 391 euros). El Kia tiene cuatro airbags, radio-CD y elevalunas traseros eléctricos, pero sólo ofrece cuatro plazas, igual que los dos anteriores. El único con cinco plazas es el Splash, gemelo del Agila. Cuesta 1.400 euros menos y tiene cuatro airbags y radio-CD.
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