Fuensanta se vendió a precio inferior al de mercado, según Rato
El ex ministro asegura que su relación con Botín era sólo protocolaria
El ex ministro de Economía Rodrigo Rato negó ayer todos los cargos o sospechas que rodean la venta de Aguas de Fuensanta, que fue propiedad de su familia, al grupo Santander. El ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) negó que se hubiera hecho un "favor económico" a su familia al comprar el 45,3% de Aguas de Fuensanta en 1999 por 1.000 millones de pesetas (seis millones de euros), ya que el precio pagado fue la mitad del de mercado. En esa época, Rato era vicepresidente del Gobierno.
También añadió que la operación trató de evitar una ejecución judicial nociva para ambas partes. Los querellantes, que han perdido todas las demandas contra el Santander, dicen que la empresa estaba en "quiebra técnica". La acusación cree que fue una operación del banco para ganar favores ante el Gobierno.
En su declaración como imputado ante el Juzgado de Instrucción número 47 de Madrid, que investiga la operación, Rodrigo Rato y su hermano Ramón reconocieron que su familia atravesaba por dificultades económicas a finales de la década de los noventa, lo que les impedía pagar unos créditos contraídos con Banesto. Según fuentes jurídicas, los hermanos explicaron que, ante la imposibilidad de que la familia hiciera frente a sus obligaciones, Banesto aceptó hacerse con el 35% de Aguas de Fuensanta como garantía del pago del préstamo. Otro 10% en manos de otra sociedad familiar se vendió para pagar los créditos y evitar una ejecución de garantías que hubiera podido dilatarse, perjudicando a ambas partes.
Rato aseguró que su relación con Emilio Botín fue meramente protocolaria, y dijo desconocer los pormenores de las negociaciones con Banesto, ya que fue su hermano Ramón quien las dirigió y quien le informó de su evolución y resultado.
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