Casas nuevas para chabolistas
Maceda estrenará verano la primera urbanización para gitanos de la Xunta
"Se podría decir que en Maceda son los payos quienes tienen riesgo de discriminación de vivienda frente a la población gitana". Lo comenta, entre irónico y veraz, el alcalde del Ayuntamiento, el nacionalista Xabier Oviedo. "Ahora vamos a pedir viviendas de protección para los payos, también tienen derecho", advierte el regidor a pie de obra de los coquetos adosados de construcción modular que en un par de meses la Consellería de Vivenda entregará al colectivo gitano.
Vivenda inició en "la escombrera" su plan piloto contra el chabolismo
Algunos recuerdan cuando los gitanos vivían en el centro, en casas de alquiler
Son 22 chalecitos con inmejorables vistas al valle de la Sierra de San Mamede, bañadas por el río Sor, afluente del Arnoia, en el lugar de Reconco. Una zona hasta hace poco intransitable, en la salida de Maceda hacia Baños de Molgas. Justo en donde hace apenas tres años apestaba el vertedero municipal al lado del asentamiento chabolista gitano y en donde, según Oviedo, lo ideal habría sido crear el gran parque municipal. Pero el anterior regidor popular decidió entregar a la consellería ese terreno para que todo cambiara sin apenas hacer cambios. Y Vivenda inició aquí, en "la escombrera", hace tres meses su plan piloto de erradicación del chabolismo en Galicia.
A 20 kilómetros de Ourense y a 10 del polígono industrial orensano, Maceda tiene el aura de las villas de esplendor decadente. La calle principal de explícito nombre, Rúa do Medio, es una plaza de soportales fortificada por edificios de galerías con evidente riesgo de venirse abajo. "Las estamos comprando ya, vamos a poner el pueblo en valor, queremos atraer población", comenta el regidor.
Maceda guarda rasgos de un pasado próspero. En todos los sentidos. Tanto, que el colectivo gitano, uno de los asentamientos más importantes de la provincia de Ourense, está prácticamente integrado. "Aquí, los gitanos llevan más de 30 años escolarizados con el resto de la población gracias a la gran labor social de las monjas del colegio Virgen Milagrosa; tienen empleos estables, en su mayoría en la construcción, y se toman los vinos con los payos", resume Oviedo la situación. Algunos vecinos todavía recuerdan la época en la que los gitanos vivían en el centro del pueblo, en casas de alquiler. "No había problema, pero después se fueron desplazando poco a poco y acabaron todos juntos allí, en la escombrera", comenta un paisano de edad.
Este verano, las 23 familias gitanas de Maceda se instalarán en las primeras viviendas de promoción para la población calé de Galicia. 48 años después de que el alcalde del franquismo, Manuel Pascual, los emplazara en el extrarradio del pueblo, junto al vertedero, en una zona de expansión que traía de cruces a los habitantes.
Con el tiempo, las parcelas del entorno empezaron a ser edificadas, pero las viviendas, en su mayoría deshabitadas o a medio construir, muestran la huella de la prevención social. "Es comprensible, sin hablar siquiera de racismo, que nadie quisiera comprar pisos al lado de un asentamiento chabolista con toda la chatarra almacenada bajo sus ventanas", disculpa el alcalde. "Todos aspiramos a las mejores condiciones y Maceda no es distinta a ninguna población del mundo".
Pero aunque los gitanos estén aquí escolarizados al 100% y compartan pupitre con los payos en el colegio de las monjas desde hace 30 años, y ahora también en el instituto de secundaria, y los padres de unos y otros acaben tomándose lo vinos juntos, los payos contemplan con recelo la nueva urbanización de sus vecinos. Porque no son sólo las viviendas que promueve la consellería que dirige Teresa Táboas, sino que el Ayuntamiento se ha comprometido a acondicionar toda la zona. "Ahora los vecinos se quejan de que ellos tienen que hacer frente a una hipoteca, así que estamos tratando de promover también para ellos viviendas de promoción".
Claro que los gitanos tendrán que hacer frente a un alquiler, de momento sin establecer, por las viviendas que ocuparán. "No son gratis: eso sería una provocación para el resto de la población", comenta Xabier Oviedo explicando de inmediato que el razonable precio que pagarán les obligará, sin embargo, a mantenerlas en buen estado. La concesión tiene sus contrapartidas, entre otras, la del orden. "Ahora ya no podrán acumular la chatarra en cualquier parte, deberán guardarla en algún almacén", advierte el regidor.
Mientras edifican en su terreno, las 23 familias gitanas comparten dos almacenes en el campo de la feria. Ni ellos ni los payos han rechistado por ello. "Todos están contentos", sostiene el regidor mientras espera cambiarle la cara al pueblo no sólo mediante este modelo de integración urbanística, sino también rehabilitando las nobles y decadentes viviendas del centro del municipio. Aquí también la Consellería de Vivenda ha iniciado un programa piloto y ha comprado cinco de los más emblemáticos inmuebles.
Xabier Oviedo no tiene dudas: "Al final de la legislatura Maceda empezará a ser otra".
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