Una noche de triunfo para Porta y Dover
Mientras Rodolfo Chikilicuatre se despeñaba en Belgrado, la noche del sábado trajo buenas noticias para el rapero nacional Porta y para el eterno cuarteto madrileño Dover. La cadena de televisión musical MTV dedicaba su fiesta anual a ensalzar la música comercial en directo y, salvo el disparatado tupé de Álvaro Benito, el cantante de Pignoise, nada evocó al competidor español en Eurovisión. En el Palacio de Deportes de Madrid, lleno en sus tres cuartas partes (unas 7.000 personas), esa batalla se antojaba muy lejana.
Al rapero barcelonés Porta, con apenas 20 años, le sirvió el concierto para confirmar todo lo que se venía intuyendo de él. Rapea con solvencia y la arrogancia y chulería precisas, parece que se cree artista y conecta muy bien con los más jóvenes. Puede que sea cierto eso de que es el relevo generacional del hip-hop español. Lo cierto es que en apenas media hora, el sábado se mostró nada timorato ni atenazado por la responsabilidad de abrir un festival por el que irían pasando figuras como Dover o los californianos Maroon 5.
MTV Day
Porta, Motel, Belinda, Pignoise, Dover, Maroon 5.
Palacio de Deportes (Madrid), 24 de mayo de 2008
Eso les pasó a Dover en los noventa, cuando dejó de ser un grupo sólo para el circuito indie. El cuarteto madrileño se convirtió el sábado en aliado de Porta. En su turno, Cristina Llanos, su cantante, aclaró una de las máximas más controvertidas de Porta y que levanta sospechas entre las feministas: "Todas las mujeres son unas guarras". Llanos lo tomó como la reivindicación de equiparar la misma libertad sexual explícita para las mujeres.
La reconversión tecno del grunge clásico de Dover se afianza en directo con una Llanos descocada y lúbrica, sexy y provocadora, que en nada recuerda a la apocada cantante de atuendo descuidado de hace no tanto tiempo.
A su manera, Dover y Porta fueron los triunfadores de la noche, pues tanto el previsible punk-pijo de Pignoise, como las comerciales propuestas de los mexicanos Motel y Belinda, apenas aportaron nada destacable que parezca que vaya a mejorar algo el estado actual del pop latino, o en español.
Ni tampoco añadieron nada Maroon 5, la gran estrella con la que se cerraba el festival. Eso sí, destacó la preciosa guitarra que llevaba tatuada en su brazo el cantante Adan Levine, que, por lo demás, se mostró tan discreto como su banda.
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