Un experimento del 'Columbia' se salvó del desastre
El accidente que sufrió el transbordador espacial Columbia al entrar en la atmósfera terrestre, el 1 de febrero de 2003, acabó con la vida de los siete astronautas y desintegró el propio vehículo orbital. Se temía que todos los experimentos por los que se impulsó la misión se hubieran destruído. Pero no fue así. Se aliaron la buena suerte y el tesón de unos investigadores que se resistieron a dar todo por perdido y lograron recuperar los restos de un ensayo. También los datos correspondientes que estaban almacenados en un maltrecho disco duro de ordenador.
Un disco duro recuperado contenía datos de un ensayo sobre viscosidad
Tras una labor minuciosa de reconstrucción y análisis, han presentado ahora en la revista Physical Review los resultados de aquel experimento con xenón, un estudio sobre el aumento de la viscosidad de algunos materiales cuando se agitan, como el ketchup.
Parte de los datos de este ensayo, realizado en las condiciones de microgravedad durante el vuelo del Columbia, se había enviado a la Tierra antes del regreso de la nave, pero otra parte estaba almacenada en el disco duro de un ordenador. El equipo informático, como el resto de la nave, quedó hecho pedazos y los grupos de rescate recuperaron cientos de miles de fragmentos dispersos por Tejas y Luisiana. Uno de los trozos era ese disco duro, y fue enviado a una empresa especializada en recuperar datos en dispositivos de este tipo dañados, informa el Instituto Americano de Física (AIP, siglas en inglés).
Pero hubo también suerte con el experimento mismo, denominado CVX-2, ya que el equipo en que iba montado en la bodega del Columbia se recuperó. Era un aparato con capas concéntricas y, aunque la externa se quemó en el accidente, el recipiente que contenía los átomos de xenón del ensayo estaba intacto en el interior. Así, los científicos pudieron recopilar toda la información necesaria para sacar conclusiones de su accidentado trabajo.
El objetivo era, no sólo medir cómo varía la viscosidad en un material, sino profundizar en el conocimiento del fenómeno por el cual algunas sustancias se transforman rápidamente al agitarlas, pasando de ser una pasta muy espesa a un material muy fluido.
Robert Berg y sus colegas del National Institute of Standards and Technology (EE UU) querían averiguar qué sucede a escala atómica o molecular cuando se agitan determinados materiales. El ketchup es un ejemplo y la industria alimentaria, un posible campo de aplicación de esta investigación, pero hay más, como el aceite de los coches, cuya viscosidad puede degradarse por el propio movimiento del motor. Para este experimento, Berg y sus colegas eligieron el gas de xenón presurizado porque permite hacer medidas muy precisas. Pero para mejorar aún las condiciones del ensayo decidieron hacerlo en condiciones de microgravedad y lograron embarcar sus equipos en el Columbia. Así pudieron medir con alta precisión cómo iba disminuyendo la viscosidad del xenón a medida que se batía más y más fuerte en el recipiente que lo contenía.
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