Los Spurs agigantan el reto de los Lakers

Después del entremés (los Nuggets de Denver) y de un primer plato picante (los Jazz de Utah), los Lakers de Los Ángeles tienen que hincar el diente a un hueso mastodóntico, los Spurs de San Antonio, los actuales campeones de la NBA. Es el equipo al que nadie quiere enfrentarse. El del iracundo pero probado estratega Gregg Popovich; el del pívot más dominante de los últimos tiempos, Tim Duncan; el del inteligente y sedoso conductor, Tony Parker; el del talentoso Manu Ginóbili... Ése es el muro que se levanta ante el conjunto de Phil Jackson, Kobe Bryant y Pau Gasol en la final de la Conferencia Oeste. Un desafío mayúsculo, un reto gigantesco.

Los Lakers, los mejores en la primera fase del campeonato, cuentan con la ventaja del factor campo en la final, que comienza hoy en Los Ángeles (a las tres de madrugada del jueves, hora española; Canal +). Pero incluso la importancia de ese detalle ha sido relativizada por los Spurs, que destrozaron a los Hornets de Chris Paul en el séptimo partido de su eliminatoria (82-91) sin dejarse intimidar lo más mínimo por el apasionado público de Nueva Orleans. No hay barreras para el cuadro de San Antonio, que remontó también el 2-0 con el que los Hornets abrieron la serie, al mejor de siete encuentros, algo que muy pocos pueden decir.

Duncan, Parker y Ginóbili son un muro gracias a su dominio, inteligencia y talento

Sin embargo, su estilo, a veces lento y basado en la defensa, no levanta pasiones

Los Spurs son el equipo más dominante de los últimos tiempos. Sus cuatro títulos (1999, 2003, 2005 y 2007) los han obtenido de la mano de Popovich, que llegó al cargo en 1996. Desde entonces culminó la excepcional carrera de uno de los jugadores históricos de la franquicia, David Robinson, con el relevo a Duncan y la posterior internacionalización del grupo con el francés Parker, nacido en Bélgica; los argentinos Ginóbili y Oberto y el nigeriano Udoka, el último en llegar.

El pulso promete. Desde que lograron su primer anillo, en 1999, los Spurs se han encontrado con los Lakers en cinco ocasiones con dos victorias y tres derrotas. La igualdad ha presidido sus enfrentamientos esta temporada: dos victorias para cada uno. Pero el triunfo sobre los Hornets refuerza la ya de por sí enorme confianza que poseen los Spurs, un colectivo construido sobre la idea de ganar. Eso sí, su estilo, a veces lento y muy basado en la defensa (en la fase inicial anotaron 13 puntos menos que los Lakers de media, pero concedieron 11 menos), no les reporta todos los admiradores que se espera que debería tener un equipo potente, todo un campeón.

Robert Horry, que desempeña con los también curtidos Finley, Bowie y ahora Oberto y Udoka el rol de los especialistas que acompañan a los tres tenores, Duncan, Parker y Ginóbili, brinda su propia explicación. "No hacemos que se venda más papel, sino que cumplimos con nuestro trabajo. Sin hacer ruido, en la sombra, porque lo importante es estar a la altura que se requiere en el día clave", dice el jugador, que hace unos días batió el récord de partidos jugados en los playoffs, que estaba en poder de Kareem Abdul-Jabbar, y que además suma ya siete anillos, tres de ellos precisamente con los Lakers antes de recalar en los Spurs en 2003. Su cuadro cuenta además con Bowen y Udoka, con experiencia y capacidad para, al menos, molestar a Bryant.