_
_
_
_
_

"El fracaso es de todos"

El sueño del Zaragoza duró apenas diez minutos. Lo que tardó el Mallorca en volver a adelantarse tras el empate de Oliveira, que había sacado momentáneamente al Zaragoza del fango. El entrenador, Manolo Villanova, describió escenas de desolación y llantos en el vestuario. Y el presidente del club, Eduardo Bandrés, ponía su cargo a disposición del máximo accionista, Agapito Iglesias. "Ha sido un fracaso absoluto y todos somos responsables, los jugadores, los técnicos y la directiva", reconocía. "Nunca pensé que pudiéramos llegar a esto", confesaba un abatido Villanova que, no obstante, exculpó a los futbolistas: "No tengo queja de ellos. Lo han dado todo y han estado al cien por cien". Justificó de este modo a una plantilla armada para dar el salto a Europa y que ha acabado devolviendo al Zaragoza a Segunda, donde no militaba desde el curso 2001-2002.

Los jugadores retrasaron al máximo su salida del vestuario, temerosos de enfrentarse a los 700 aficionados que se desplazaron a la isla. Algunos de ellos, a la llegada de la expedición zaragocista al aeropuerto de Palma, lanzaron diversos objetos contra los jugadores y tuvieron que ser dispersados por la Policía.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_