España, supermercado de servicios
Las prestaciones avanzadas y a empresas ya suponen el 34,7% de las exportaciones
El escrutinio definitivo de las elecciones a la alcaldía y a la asamblea de Londres, esas que acaban de dar el disgusto de su vida al laborismo, lo llevó a cabo una empresa española. Es la misma que reforzará el sistema de vigilancia y control del tráfico aéreo de Pekín en los Juegos Olímpicos. Se trata de Indra, natural de Aranjuez. Y la compañía Saudi Petrochemical Kayan Company ha confiado la ejecución de su nueva planta de fenoles a otra española: Técnicas Reunidas.
La España de productividad desoladora, esa misma que año tras año pierde competitividad en precios, ya enseña la patita en la exportación de servicios de alto valor añadido.
Contratos como los de Indra o Técnicas Reunidas contribuyen a que el peso de los llamados servicios más avanzados para las empresas se hayan disparado en los últimos años: de un 21,3% del total de las exportaciones de servicios en 1993 a un 34,7% en 2006. Y de este porcentaje, el 14,3% corresponden a servicios informáticos, financieros, culturales y otros. El turismo, por el contrario, ha menguado del 64,5% a un -eso sí, todavía preeminente- 48,2%.
España ha perdido cuota de exportaciones, pero menos que Europa
"La desaceleración económica moderará el déficit comercial"
El servicio de estudios de La Caixa analiza estos datos en su informe de abril, que desgrana las Luces y sombras de la competitividad exterior de España. Jordi Gual, director del departamento, cree que se está produciendo "un cambio en el campo de cultivo importante en servicios de valor añadido, frente a las sombras que suponen las cifras de la manufactura".
Y es que la proporción de exportaciones españolas de bienes de alto contenido tecnológico está estancada en el 5% desde hace años, según datos de la OCDE de 2005, cuando en la Europa de los Quince el peso se eleva al 12%. Para más inri, los países que tradicionalmente han engordado la autoestima española, Grecia y Portugal, han hecho los deberes hasta alcanzar a España, en el caso de Grecia, e incluso superarla, en el caso portugués.
En conjunto, la cuota de exportación de España en el mundo ha bajado desde el 2,1% de 2003 a un 1,7%, después de que la competitividad de las exportaciones se haya deteriorado aproximadamente un 15% desde el año 2001 por el diferencial de inflación, la fortaleza del euro y la baja productividad. Aunque la pérdida de parte del pastel del conjunto de Europa ha sido de cuatro puntos (desde el 37% en 2003).
El resultado de todo: un déficit exterior desmadrado, de 100.000 millones de euros el año pasado, lo que equivale al 9,5% del producto interior bruto (PIB) español, cuando en Estados Unidos se sitúa entre el 5% y el 6%. Paul Isbell, economista principal del Instituto Elcano, está convencido de que la desaceleración económica puede corregir a la baja el déficit español por cuenta corriente, porque el consumo español se va a contener y no va a demandar tantos bienes y servicios como ha demandado de fuera hasta ahora. Esta moderación del consumo ya ha recortado en ocho décimas el crecimiento español durante el primer trimestre del año, hasta el 2,7%.
A largo plazo, opina Isbell, el frenazo económico "no va a corregir los precios distorsionados ni la baja productividad, y España siempre tenderá al déficit exterior si no soluciona los problemas".
Problemas, sobre todo, con la productividad. Abonada a la fiesta del ladrillo y al non stop del turismo, la economía española no levanta cabeza en productividad. El hecho de que segmentos importantes del sector servicio no estén sujetos a la competencia explica que Italia y España continúen a la cola de Europa en productividad y que disminuyan los incentivos a innovar. Y por ello, el crecimiento del PIB por hora trabajada en el periodo 1995-2006 ha tenido un comportamiento negativo (ver gráfico). -
¡A Asia!
"El peso del ladrillo es
enorme en la economía
española, igual que el del
turismo, que no requieren el esfuerzo en productividad de otros sectores, pero ahora han entrado en competencia otros países emergentes mucho más atractivos en precios",
advierte Juan Luis García
Alejo, jefe de análisis de
Inversis Banco. Y de ahí la
pérdida de cuota de las
exportaciones.
El informe de La Caixa
también alerta de que la
empresa española exporta muy poco a los países que
precisamente más están
creciendo, como los
asiáticos, mientras que la
Europa occidental, la que
menos recorrido tiene, es su
principal cliente, con Francia y Alemania a la cabeza. El
desplazamiento de la riqueza de los países de la OCDE a
países en desarrollo no se ha visto por el momento
acompañado por la empresa española, a la que "le falta la cultura de ir a esos países,
de darse a conocer con
tiempo".
Pero nunca hay mal que por bien no venga. Jordi Gual, director del Área de Estudios y Análisis Económico de La Caixa, se muestra, no
obstante, optimista. Asegura que "la empresa española siempre se ha espabilado más cuando el mercado interior se va un poco abajo y ha tenido que redoblar los esfuerzos
para la exportación". -
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