Reivindicación del nuevo paisaje de La Zurriola y sus gentes

Ïñigo Lamarca (San Sebastián, 1959) ha visto nacer la playa de La Zurriola y cómo se ha ido transformando el paisaje urbano que se contempla desde la margen izquierda del río Urumea en su desembocadura. Los cubos del Kursaal marcan un espacio que tiene su final en el espigón que se construyó para crear el arenal que llega hasta el pie del monte Ulía. Es el paseo preferido del ararteko cuando regresa a su ciudad natal después de su jornada laboral en Vitoria, o los fines de semana, temprano por la mañana. "Desde que me he casado apenas trasnocho, así que me puedo permitir un paseo matinal", aclara quien ha disfrutado de las madrugadas, sobre todo las bilbaínas. "Sin duda, el mejor ambiente nocturno es el de Bilbao".

El 'ararteko' enfatiza que no podría vivir en una ciudad sin mar

Pero estamos de paseo diurno. Evidentemente, para un donostiarra, La Concha es su referente. "No podría vivir en una ciudad sin mar, seguro. La Concha me parece que es un paisaje perfecto, ya acabado, muy cerrado en sí mismo. Por eso prefiero La Zurriola", explica. Su paseo predilecto empieza justo en el Acuario para salir al Paseo Nuevo y disfrutar de la inmensidad del Cantábrico.

"Desde que éramos muy jóvenes, el Acuario era el punto de partida para nuestras excursiones urbanas, que tenían una parada imprescindible en la desembocadura del río, sobre todo cuando había mareas vivas", recuerda. Ahora, su lugar predilecto se ha trasladado al espigón de La Zurriola. "Confluyen diferentes perspectivas que me atraen poderosamente: el paseo nuevo, la playa, los dos cubos del Kursaal, sin olvidar el mar que, en contraste con La Concha, tiene aquí un oleaje más vivo, con una relación más intensa con la tierra".

Lamarca suele pasear con su marido y su perra Noor y muchas veces llegan hasta el final de la playa para ascender por el monte Ulia, desde Sagüés. No hay estación del año predilecta para estos recorridos frente al Cantábrico. El ararteko disfruta lo mismo con las tardes encapotadas de otoño o las mañanas frías de invierno que con el animado ambiente de La Zurriola en la temporada de baños. "Es cierto que hay bastante rivalidad entre las tres playas, con perfiles sociológicos definidos. Yo me quedo con ésta, la más joven, también en sus habitantes", comenta mientras recorre este nuevo perfil de la costa de la capital guipuzcoana.

El abogado donostiarra no ha llegado al cargo de Ararteko de casualidad. Reconocida es su labor a favor de los derechos de los homosexuales desde su presidencia en la asociación gay Gehitu. Quizás, por ello también, prefiere la liberal Zurriola. "Tiene una zona donde está tolerado el nudismo. Es una playa más abierta a nuevas tendencias, a nuevos públicos, gente de todas las edades y condiciones", apunta.

En una ciudad como San Sebastián muchas veces el paseo se queda a medias: las inclemencias del tiempo obligan. Esos días Lamarca se refugia en la cafetería que toma el nombre de la playa, cuyos grandes ventanales le permiten contemplar la lluvia sin sufrirla, mientras en el mar los surfistas cabalgan sobre las olas. "Esa cafetería, me recuerda a otra que había en el Paseo Nuevo, en la que metí muchas horas en mi juventud", aclara.

Llega la hora del aperitivo y el ararteko lo tiene claro: la cafetería del Kursaal. "Los dos cubos de Moneo son el principal emblema de la nueva Donostia, pero es que el restaurante merece la pena por sí mismo". En efecto, el final del paseo merece la pena.