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Víctimas de la fatalidad

La alocada huida de unos ladrones acaba con la vida de tres inocentes

Un cúmulo de desgraciadas casualidades chocó de frente el jueves a las ocho y media de la tarde en la carretera que une Palos de la Frontera y Mazagón, en Huelva. Un Audi Q7, un potente todoterreno que había sido robado minutos antes, embistió de manera frontolateral a un turismo Honda Accord, según recoge el atestado del accidente.

Dentro del turismo murieron atrapados un hombre, que conducía, y una mujer rumana.

El juez dispone de muestras de sangre para ver el nivel de alcohol

El impacto fue tal que el voluminoso todoterreno salió despedido 20 metros. En su trayecto, segó una tercera vida, la de un ciclista que presumiblemente regresaba a Palos, donde estaba hospedado en un hostal. Justo enfrente de ese establecimiento, que ayer todavía guardaba las pertenencias del inquilino, se produjo el robo del coche que terminaría matándolo.

Los presuntos ladrones, junto a un cómplice, pasarán hoy a disposición judicial. Se les imputan los delitos de robo con violencia -del que también se le acusa al tercer individuo- y contra la seguridad del tráfico con resultado de muerte.

Todo comenzó hacia las 20.20 del jueves. Según el relato que maneja la Guardia Civil, el propietario del todoterreno estacionó junto a un quiosco. Como muchos hacen, dejó las llaves del coche puestas, ya que su compra no iba a demorarle demasiado.

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Ese breve intervalo fue suficiente para que M. G. B., rumano de 24 años, y A. E. P., compatriota suyo de 25, se metiesen rápidamente en el vehículo y saliesen a toda velocidad por la avenida Juan de la Cosa, que desemboca directamente en la carretera A-494 que lleva a Mazagón.

Al darse cuenta de lo sucedido, el dueño salió de corriendo y trató de detener a los ladrones. Pero un tercer implicado, A. M., de 25 años y también rumano, le obstaculizó por la fuerza. Finalmente, el dueño del vehículo sustraído pudo denunciar los hechos ante la Guardia Civil, que alertó a las patrullas que en aquel momento se encontraban circulando por la zona.

El viaje alocado del rotundo vehículo en manos de los que se lo habían llevado en un descuido era ya, antes de que nadie pudiera saberlo o evitarlo, un instrumento de la fatalidad para tres inocentes.

La escena que encontraron los guardias cuando finalmente dieron con el todoterreno robado fue terrible. En su carrera, los ladrones se empotraron con un Honda Accord, matando a su conductor, J. L. R. F., vecino de Punta Umbría de 57 años, y a M. F. I., una mujer rumana de 43. El hombre había sufrido la desgracia de ver morir hace unos años a su única hija -tenía otros tres varones- precisamente por un accidente de tráfico, recuerda un vecino de Punta Umbría.

J. L. R. F., que era conocido en su pueblo por haber llevado varios puestos en el mercado de abastos y que actualmente era autónomo, había recogido a la mujer rumana que, presumiblemente, hacía autostop. Ella era trabajadora en la finca Las Madres, dedicada al cultivo de caquis y helechos. Volvía de hacer la compra y como muchos inmigrantes confiaba en que un conductor la acercase a la finca en la que trabajaba y vivía. Era un buen día porque su hijo de 19 años había ido a verla desde Valencia, según contaba ayer un responsable de la explotación agrícola.

Justo en la puerta de Las Madres, en el kilómetro 19, ocurrió la tragedia. La primera hipótesis que baraja la Guardia Civil es que el Honda, se encontraba en el arcén. Allí recibió la brutal embestida del Audi robado, matando a la mujer rumana y al vecino de Punta Umbría. Tras la embestida, el todoterreno salió despedido, alcanzando a R. R. P., de 49 años, que circulaba casualmente en bicicleta. Este hombre, residente en León, había llegado al mediodía a Palos para descansar unos días de vacaciones. Trabajaba en la central térmica de Compostilla, en Ponferrada (León), y era el delegado sindical de Comisiones Obreras en todos los centros de Endesa en la comarca del Bierzo, por lo que era muy conocido en la zona, informa Marifé Moreno.

No era la primera vez que R. R. P. viajaba a Palos de la Frontera, recuerdan en el hostal donde se hospedaba. En sus estancias, gustaba de coger mucho la bicicleta. La tarde en la que murió, había salido casi con prisas porque tenía miedo de que se le hiciese tarde. En la recepción dejó su DNI. Ayer, sus pertenencias seguían allí.

En un primer momento, tras el accidente y ya ante la Guardia Civil, los dos ocupantes del todoterreno culparon a un hombre negro que, según ellos, había huido, de ser quien conducía. Esa posibilidad se ha descartado. Los dos rumanos, que fueron detenidos, al igual que el tercer cómplice, se encontraban heridos de levedad, por lo que fueron trasladados al hospital Juan Ramón Jiménez, donde se les tomó una muestra de sangre.

Si el juez encargado del caso lo estima, el estudio de la sangre determinará si los acusados del robo y de haber causado las tres muertes sobrepasaban la tasa de alcohol permitida. Vecinos de la calle de Palos donde se robó el Audi accidentado afirman que aquella tarde, antes del siniestro, los implicados en el suceso habían llamado la atención de muchas personas por su comportamiento extraño, "como si fuesen bebidos".

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