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Los problemas de la sequía

El temporal arranca 262 árboles

La lluvia y el viento causan más de 600 salidas de los bomberos

Los árboles fueron las grandes víctimas del temporal de lluvia y viento del fin de semana en Cataluña. Cayeron la friolera de 262 en el conjunto de Cataluña, lo nunca visto. La zona más afectada, con gran diferencia, fue la de Tarragona, donde el viento tumbó 176 árboles, la mayoría en zonas urbanas.

En plena Rambla Nova, en la capital, cayeron dos. En un parque céntrico situado frente al anfiteatro romano, otros dos, de más de 50 años. En Salou, el paisaje era desolador, con grandes pinos en zonas ajardinadas de urbanizaciones, que habían caído y al volcar habían arrancado de cuajo la calzada.

La mayoría de las más de 600 salidas que tuvieron que hacer los bomberos no fueron para achicar agua, como ocurre en otras ocasiones, sino para retirar árboles que cayeron sobre carreteras, aunque también otros objetos de fachadas y mobiliario urbano. En la autopista AP-7, la caída de un árbol obligó a cortar el tráfico y desviarlo durante algunas horas. Los bomberos y la brigada municipal seguían ayer serrando y recogiendo troncos y ramas.

Aunque la región de Tarragona fue la más afectada, también cayeron árboles en el resto del territorio. El balance, según información de los Bomberos, es el siguiente: Tarragona, 176; Terres de l'Ebre, 4; Girona, 8; Lleida, 10; Región Metropolitana norte, 17; región centro, 2, y Región Metropolitana sur, 45.

El subinspector del Grupo de Actuaciones Forestales (GAF) del cuerpo de bomberos de la Generalitat, Oriol Pellisa, opinó que el fenómeno pudo obedecer al tipo de temporal, que, además de ser "uno de los más importantes de los últimos 10 años", según el servicio meteorológico, dejó caer la lluvia de forma suave y persistente durante todo el viernes, lo que hizo que "calara totalmente en el suelo". Al día siguiente, las ráfagas de viento, hicieron el resto, al soplar de forma continuada en rachas de hasta cinco horas seguidas y con una velocidad que alcanzó los 75 kilómetros por hora.

El modo en que llovió y la persistencia del viento al día siguiente, más que su fuerza o la cantidad de agua caída podrían explicar según el experto el inusual fenómeno. La concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Tarragona, Carmen Crespo, por su parte, considera que pudo influir un tercer factor: la sequía. La edil indicó que le había llamado la atención el aspecto de las raíces, que "parecían quemadas". Crespo indicó que los árboles urbanos se van regando, pero tal vez no lo suficiente, algo que se explica por la escasez de agua. "Se diga lo que se diga, el cambio climático está aquí", dijo.

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