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Reportaje:

La leyenda de la ciudad insomne

Un documental revive los años de gloria de la 'ruta del bakalao'

A principios de la década de los ochenta, Valencia se convirtió en una ciudad de referencia, en cuestiones musicales, para todo el mundo. "Lo que se oía en las discotecas de Valencia no se pinchaba en ningún otro sitio del mundo", dice Kike Jaen, uno de los artífices de aquella movida. Media docena de locales concentraban entonces lo más arriesgado en música de baile, hasta el punto de que, además de crear un sonido propio, la ciudad se convirtió en centro de peregrinación de noctámbulos y noctívagos, sabedores de que, en Valencia, la fiesta duraba 72 horas: desde la noche del viernes hasta la madrugada del lunes.

Sobre esa base, Óscar Montón y Juan Carlos García han elaborado un documental, titulado 72 horas: La ruta a Valencia, en el que, durante 52 minutos, reviven los años de gloria de una época en la que la ciudad parecía vivir para la fiesta. A partir de imágenes filmadas por ellos mismos, cuando trabajaban grabando vídeos para los propios locales, y entrevistas con personajes que vivieron de primera mano aquella época, desde los periodistas Joan Oleaque y Ramón Palomar hasta asiduos de la noche como el modisto Francis Montesinos o el artista Ulises Pistolo Eliza, Montón y García trazan un retrato de aquellos tiempos de mescalina y noches de insomnio, de música dance, disfraces de fiesta y horarios imposibles. El documental se vende junto a un doble CD en el que Fernando Fuertes ha recopilado 28 temas con lo mejor que se podía escuchar entonces.

La ruta del bakalao, como fue conocido aquel movimiento, tuvo una doble cara. Por una parte, la de los pinchadiscos, que marcaban tendencias en un mundo todavía no globalizado. Fran Lenaers, que pinchaba en la mítica Spook Factory, confiesa que ocultaba los discos más interesantes que encontraba en las tiendas durante seis meses para que nadie le copiara y, en sus sesiones, era capaz de hacer bailar al público con el minimalismo de Wim Mertens. Pero también tuvo su lado oscuro: el que relacionó el movimiento con las drogas y los accidentes de tráfico y que acabaría por crear una leyenda negra que permanece viva 25 años después.

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